Me petrifican las lagartijas. Me aterrorizan. Aterrorizado por ellos. Al decir repetidamente lo mismo, quiero transmitir lo mucho que me asustan. ¿Lo entiendes? Si te preguntas qué puede hacer una lagartija diminuta a un humano adulto y evolucionado, está claro que no lo entiendes. Sólo la gente como yo, que corre kilómetros en la dirección opuesta después de ver uno, lo hace.
No me malinterpretes, me encantan los animales. Excepto éste. Y, sinceramente, no soy el único: hay muchos como yo que ponen el grito en el cielo al verlos. Pero aquí está la razón:
La palabra ‘lagarto’ te pone la piel de gallina
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Incluso cuando alguien pronuncia la palabra ‘lagarto’, saltas. Dejando a un lado el hecho de detectarla, la palabra en sí misma te pone la piel de gallina. Te recuerda a esa criatura de piel escamosa y patas de garra que se desliza espeluznantemente. Y te da mucho asco.
Tus amigos y familiares siempre pretenden asustarte
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‘¡Eh, mira, lagarto! Está en tu pierna!’, ‘¡Oh, está ahí en tu camiseta!’ Incluso cuando sabes que están bromeando, no puedes evitar ponerte un poco nervioso.
3. Ves uno y te quieres morir
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Dios es grande. De verdad. Él hizo el tigre, el león. Hizo a los pandas. Incluso puedo digerir el hecho de que hizo las tarántulas. ¿Pero los lagartos? Si veo una, salgo corriendo de la habitación como si alguien me hubiera puesto un Evanesco, el hechizo de desaparición de Harry Potter.
Tu vida es una saga interminable de decirle a alguien que lo haga desaparecer
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Le gritas a quien está cerca de ti que lo haga desaparecer. Y no estás en paz hasta que ves que la maldita cosa se va.
Consideras a las buenas personas que expulsan a las lagartijas tus héroes
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Abrazo a mi padre, cada vez que expulsa una lagartija de casa. No entiendo su valor, pero se lo agradezco mucho. Quiero decir, ¿cómo se arma de valor para sacarla sin atraerla hacia ti?
Tienes al menos un incidente en el que has entrado en contacto con ella y ha sido una prueba de esfuerzo
vía giphy
Una vez la tuve en el cuello. Ni siquiera lo noté. Y cuando mi madre gritó ‘paaaaaaal’, me desmayé. De hecho me desmayé. Incluso hoy, cuando pienso en ello, me tiemblan los dedos de los pies y me estremecen.
7. Primero compruebas las ventanas y las esquinas del techo antes de entrar en cualquier habitación
vía hercampus
Ya sabes, para estar seguro.
Puedes enfrentarte a un dragón pero nunca a una lagartija
vía mashable
Puedes ser amigo de un dragón, quizá incluso sacarlo a pasear como Khaleesi. Los dragones son geniales. Los lagartos son todo lo contrario.
9. En alguna ocasión has tenido náuseas y has experimentado al menos un ataque de pánico
vía tumblr
#TrueStory.
10. Estás harto de que la gente intente consolarte, diciendo cosas como ‘no hace nada, vamos’
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Sí hace algo: me da un susto de muerte.
Intentas ignorarlo, pero no puedes funcionar cuando sabes que está ahí
vía altavoz
Cuando una lagartija tiene ganas de relajarse en tu casa, pierdes cualquier atisbo de frialdad. Te quedas mirando el lugar y notas todo su movimiento. Sólo cuando se va, puedes dar un suspiro de alivio.