20 de julio de 2015
En algún momento de tu vida, ocurrirá. Todos terminamos en las trincheras más profundas durante algún tiempo, preguntándonos cómo nos desenterraremos y cuándo volveremos a ver la luz del día. Reconozcámoslo: este planeta es un duro maestro y, a veces, las cosas no se desarrollan como esperábamos. De hecho, a veces las cosas parecen ir en dirección totalmente opuesta, y cuando ocurre una cosa desfavorable tras otra, sentimos que no podemos tener un respiro. Sin embargo, aunque te sientas enterrado bajo las circunstancias de la vida y no veas ninguna forma de salir del agujero en el que te encuentras, no te preocupes.
«El fondo de la roca se convirtió en los sólidos cimientos sobre los que reconstruí mi vida». – J.K. Rowling
El universo siempre busca guiarte en la dirección que más te beneficie, y tú PUEDES cambiar las corrientes y volver a nadar a contracorriente siguiendo estos consejos:
7 maneras de recuperarte del fondo
Descubre qué es lo que en tu vida te está causando más infelicidad.
Para poder avanzar, tienes que pararte a pensar en lo que te hace retroceder. Tienes que averiguar lo que te hace caer para poder levantarte de nuevo. Haz una lista, si es necesario, de las cosas o personas que te hacen sentir agotado o deprimido. Luego, tienes que decidir si prefieres eliminar totalmente estas cosas de tu vida, o simplemente ponerlas en un segundo plano mientras te centras en volver a levantarte.
También, a veces nuestra propia mentalidad es la culpable, así que escucha tus pensamientos y sentimientos y averigua lo que te están diciendo. Si tus pensamientos predominantes parecen negativos, intenta transformarlos en positivos buscando el lado bueno de cada situación. A menudo, las lecciones más duras son las mayores maestras, y podemos tomarlas con calma y aprender de ellas o detenernos en el dolor y la injusticia de la situación.
Empieza a hacer pequeñas cosas cada día para cultivar más felicidad en tu vida.
Muchas veces, podemos quedarnos atrapados en el panorama general, sin ver que podemos empezar a cambiar nuestra vida cultivando mejores hábitos o rituales. Cada día, cuando te levantes, haz algo que te haga sentir increíblemente bien, ya sea meditar durante cinco o diez minutos, hacer tu rutina de ejercicios favorita o simplemente salir a oler las flores de tu jardín.
Pronto verás que estos pequeños cambios positivos provocarán grandes diferencias en tu vida, y te permitirán salir de esas trincheras y brillar como el hermoso ser que eres.
Recurre a los amigos y familiares que te apoyan para que te ayuden.
A veces, el peso de nuestros problemas parece demasiado para soportarlo solo, así que no dudes en acudir a las personas que te quieren y se preocupan por ti. Estarán encantados de echarte una mano, un hombro sobre el que llorar si lo necesitas, porque quieren verte prosperar de nuevo. Recuerda que todos formamos parte de un mismo conjunto, por lo que todos tenemos la obligación de ayudarnos mutuamente cuando más lo necesitamos.
Elimina las cosas de tu vida que te causan estrés.
Una a una, repasa la lista de todo lo que te hace sentir estresado y empieza a deshacerte de las cosas que te causan más ansiedad. Incluso si es algo pequeño, como tirar las llaves al llegar a casa cuando podrías colgarlas para encontrarlas más fácilmente, esos malos hábitos pueden crear realmente mucha agitación cuando los miras de forma acumulada. Para crear mejores hábitos y vivir una vida más libre de estrés, primero tienes que ver todos los hábitos desfavorables que has adquirido a lo largo de los años.
O quizás no sean hábitos, sino simplemente personas o situaciones que te causan mucha angustia. Asegúrate de identificar lo que hace que tu corazón se acelere y tu mente se vuelva frenética y trata de eliminar o modificar estas cosas para poder vivir una existencia más pacífica.
Repite la afirmación «¡Soy dueño de mi vida!»
Cuando tienes una actitud intrépida y segura ante la vida, te vuelves intocable e imparable. Te conviertes en una máquina implacable y valiente que puede hacer frente a cualquier cosa que la vida te lance con paso firme, y no te sentirás amenazado ni agobiado por nada a lo que puedas enfrentarte. La vida sólo puede ganar si tú se lo permites, así que no permitas que saque lo mejor de ti. Eres totalmente dueño de tu vida y puedes transformarla en una hermosa obra maestra si así lo decides, así que asegúrate de ajustar tu actitud y seguir la afirmación anterior para ayudar a que se produzca la vida que deseas ver ante ti.
Sigue tus pasiones descaradamente.
No permitas que la vida se interponga en el camino de tus verdaderas pasiones y deseos; trabaja hacia tus sueños y metas todos los días, y empezarás a ver la realidad que quieres que se desarrolle ante ti. Los sueños no funcionan si tú no lo haces, así que en lugar de llegar a casa después del trabajo para ver la televisión, ponte a trabajar en tus verdaderas pasiones. Da un pequeño paso cada día hacia lo que enciende ese fuego dentro de tu alma, y no te detengas nunca hasta que hayas alcanzado tus sueños.
Nadie puede decirte qué tipo de vida llevar excepto tú mismo, y tus acciones determinan el tipo de realidad que experimentarás. Alinea tus acciones con lo que quieres ver más en tu vida, y te habrás preparado para un mundo de abundancia y felicidad universales.
Entra en un estado de «flujo», en el que tu mente no tendrá oportunidad de rumiar tus desgracias.
Muchas personas que sienten que han tocado fondo simplemente no se permiten desconectar de sus problemas. Se sientan y reflexionan sobre todo lo que está mal en sus vidas cuando se beneficiarían mucho más apagando sus cerebros por un tiempo y simplemente viviendo. El hecho de que te hayas encontrado con un obstáculo en el camino no significa que no puedas tomar un desvío y encontrar algo aún más hermoso en el nuevo camino que has tomado. De forma similar, el hecho de que te sientas agobiado por la vida no significa que no puedas seguir haciendo cosas que te hagan sonreír y te hagan olvidar la situación.
Haz yoga, ejercicio, prepara tu plato favorito o cualquier otra cosa que te ponga en estado de acción para no caer en la trampa de la reacción. No tendrás oportunidad de reaccionar a tus pensamientos si rediriges esa energía y les das otro lugar a donde ir.