Foto de Jean Fortunet vía Wikimedia Commons
La improvisación es una bestia compleja de abordar. No se puede llevar a cabo el proceso simplemente «inventando». Si te parece que eso es todo lo que hace Miles Davis cuando toca, ten en cuenta que los mejores improvisadores son los que consiguen crear una ilusión de falta de esfuerzo, pero en realidad dedican un tiempo y un esfuerzo meticulosos a su oficio.
Entonces, ¿cuáles son las formas más eficaces de mejorar tus habilidades de improvisación? Empieza con estos ocho consejos y estarás bien encaminado.
Derriba las barreras mentales
Sí, acabo de decir que la improvisación es extremadamente difícil, pero no dejes que eso te asuste. Si te adentras en el proceso agobiado por las dudas, lo más probable es que fracases.
Respira profundamente y escucha tu música favorita. Quizás acurrucarte con tu perro o gato al sol con una bebida fresca en la mano. Sea cual sea tu estilo, encuentra un lugar para estar suelto. Escucha los distintos aspectos de tu entorno. Escucha cada sonido por separado, luego como una unidad, y después vuelve a separarlos. Algunos pueden llamar a esto meditación, atención plena o jerga metafísica completa. En cualquier caso, si te das cuenta de que eres completamente capaz de improvisar, el proceso será mucho más fácil.
Empieza a tocar algo básico
Ahora que estás en el estado zen del improvisador, puedes empezar a tocar. Encuentra un rato a solas con tu instrumento y pon algo de tu música favorita. Al principio, hazlo de forma sencilla: nada con demasiados cambios de acordes o ritmos complejos. Personalmente, encuentro que el hip-hop es bueno para esto. El ritmo suele ser constante, lo que te permite tantear el terreno y añadir las notas que creas que encajan en el ambiente.
Incluso si eres capaz de destrozar tu instrumento, no te dejes llevar por el impulso de tocar demasiadas notas desde el principio. Al igual que en una conversación, escucha con respeto y responde con una respuesta inteligente y bien pensada. Si eres una de esas Kathys parlanchinas que hablan por encima de todo el mundo, quizá este sea el momento de dar un giro a tu vida. Además de aprender sobre la paciencia, esta técnica puede ayudarte a absorber el estilo de cualquier artista que estés escuchando. La improvisación no sólo consiste en la originalidad, sino también en utilizar el estilo de tus influencias a tu manera. Cuanto más diverso sea tu paladar musical, más trucos tendrás para sacar a relucir en una jam.
Expresa tu opinión (musical)
Ahora que te sientes cómodo, es hora de que hables un poco más. No tengas miedo de levantar la voz, por así decirlo, y cambiar la melodía de vez en cuando. Empieza cambiando una nota por aquí y otra por allá hasta que hayas reformado completamente la frase en algo que te guste. Cuanto más lo hagas, más natural te resultará en directo.
Cambiar el ritmo
El ritmo es el arma secreta de la improvisación. Puedes tocar la misma melodía sobre diferentes ritmos, y sonará diferente cada vez. Practica el cambio de ritmos de forma esporádica y sin parar. Aprende a fluir sin problemas entre los ritmos, incluso si sólo tocas un par de notas para hacerlo. En última instancia, (la mayoría) de la gente no se impresionará con la rapidez con la que puedes tocar escalas en el momento. Todo se reduce a esa nota perfecta en un momento oportuno que realmente conmoverá a tus oyentes.
Usa el fracaso a tu favor
Hablando de la nota perfecta, todos sabemos que a veces la nota no tan perfecta decide asomar su fea cabeza. Personalmente, esta es mi parte favorita de la improvisación. Esa nota mala, errónea, puede convertirse en el más bello punto culminante. Todo depende de cómo se reaccione. A veces, un poco de disonancia puede estar bien, así que si crees que has tocado una nota equivocada, sigue tocando. No sólo habrá pocas probabilidades de que el público lo detecte, sino que te dará confianza para seguir adelante en lugar de obsesionarte con ese único error. Como dicen, una nota equivocada está a medio paso de una correcta. Los errores siempre ocurrirán, pero es la forma en que los manejamos lo que dicta nuestro éxito futuro.
Intentar demasiado estar «en el momento» sólo te distraerá
Improvisar no se trata tanto de vivir el momento, sino más bien de separarte de él. Si eres demasiado consciente de ti mismo, sentirás cada error que cometas. Sácate del entorno y déjate llevar. No pienses en lo bien que estás jugando o en cómo te juzga la gente. Esto sólo servirá como distracción del propósito del juego libre.
Esta completa falta de juicio es difícil de lograr y puede ser diferente para todos. No hay una forma real de practicar aparte de la repetición. Con el tiempo te sentirás cómodo en tu piel mientras improvisas; sólo que puede llevar más tiempo que a otros. Sigue practicando y tu capacidad de separar tu mente crítica de la musical acabará siendo más fácil.
Actualiza tu teoría musical
No te lo esperabas, ¿verdad? Sí, estás creando música original sobre la marcha, pero eso no significa que puedas ir galanteando un acorde de séptima disminuida en re mientras todos están felizmente improvisando en do mayor. Aprende los distintos aspectos de la armonía y cómo se relacionan entre sí. Domina todas las escalas y practícalas a diario. Puede que no necesites usarlas todas, pero al igual que una conversación, te dará un vocabulario más amplio para usar cuando estés «hablando» con otros músicos.
Algunas personas (incluido mi antiguo yo) creen que la teoría estanca la creatividad de uno. Por qué he pensado eso, no estoy seguro. Sinceramente, en todo caso, tener más conocimientos teóricos abre todo un nuevo campo de posibilidades de improvisación. Es mucho menos emocionante que improvisar, pero no dudes en agradecérmelo más tarde.
Diviértete con ello
No es que quiera dar palos de ciego, pero la música es divertida, así que ve a divertirte. Ese momento en el que tú y tus compañeros de banda hacéis clic y creáis una obra maestra desde cero difícilmente puede describirse con palabras. Esos momentos mágicos llegan más fácilmente cuando todo el mundo está suelto y se divierte, así que no te obsesiones con las complejidades y ¡diviértete!