Se cree que los amiloplastos desempeñan un papel vital en el gravitropismo. Los estatolitos, un amiloplasto especializado en la acumulación de almidón, son más densos que el citoplasma, y son capaces de asentarse en el fondo de la célula que detecta la gravedad, llamada estatocito. Este asentamiento es un mecanismo vital en la percepción de la gravedad por parte de la planta, que desencadena la distribución asimétrica de auxina que provoca la curvatura y el crecimiento de los tallos en contra del vector gravedad, así como el crecimiento de las raíces a lo largo del vector gravedad. Una planta carente de fosfoglucomutasa (pgm), por ejemplo, es una planta mutante sin almidón, lo que impide el asentamiento de los estatolitos. Este mutante muestra una respuesta gravitrópica significativamente más débil en comparación con una planta no mutante. En las raíces, la gravedad se percibe en el capuchón radicular, una sección de tejido situada en el extremo de la raíz. Al quitar el capuchón de la raíz, ésta pierde su capacidad de percibir la gravedad. En los tallos, la gravedad se percibe en las células endodérmicas de los brotes.