Amosis I

Sin lugar a dudas, uno de los grupos más beneficiados por la reunificación del Alto y el Bajo Egipto, así como por la reconquista de las minas del Sinaí y Nubia, fue la clase sacerdotal, y en especial la del dios Amón. Esta deidad, considerada como la personificación de la rebelión y el orgullo egipcios, no tardó en pasar de ser el dios principal de Tebas a la cabeza del panteón nacional, gracias al patrocinio sin fisuras de la familia real. La vuelta a la estabilidad se tradujo en un aluvión de riquezas que, a su vez, fue a parar en su mayor parte a la ciudad-templo de Karnak, que en poco tiempo superó en poder al ahora decadente sacerdocio de Ra en Heliópolis. Los renacientes intercambios comerciales con Nubia, Siria, Fenicia, Creta, Chipre y las islas del mar Egeo hicieron que, poco antes de la muerte de Amosis, Egipto se convirtiera en un imperio económico.

En sus últimos años de reinado, Amosis inició una intensa actividad artística y arquitectónica, principalmente centrada en la restauración de templos y construcciones destruidos. Amosis dedicó de forma periódica un décimo de toda la producción egipcia a la construcción de monumentos dedicados a los dioses tradicionales egipcios, recuperando con ello la actividad constructora masiva de grandes templos, así como la actividad artística. Sin embargo, y dado que la derrota final de los hicsos tuvo lugar relativamente tarde en el reinado de Amosis, su programa constructivo no duró probablemente más de siete años, y gran parte de las construcciones que comenzó es probable que no fueran finalizadas hasta el reinado de su sucesor, Amenofis I.

Estela de Ahmose y Tetisheri. Museo Egipcio de El Cairo.

Se retornó al estilo elegante y conservador del Imperio Medio, aunque aportando algunos pocos elementos nuevos, especialmente en cuanto al material utilizado. Las obras llevadas a cabo durante el reinado de Amosis están construidas con materiales mucho más finos que ninguno utilizado en el Imperio Medio. Una vez que el delta del Nilo y Nubia se encontraban de nuevo bajo el control egipcio, se pudo acceder a recursos que antes no estaban al alcance del Alto Egipto. El oro y la plata llegaban de Nubia, el lapislázuli de regiones remotas del Asia central, el cedro llegaba desde Biblos, y en la península del Sinaí se reabrieron las minas de turquesas de Serabit el-Khadim. Aunque no se conoce con exactitud la naturaleza de las relaciones entre Egipto y Creta, se han encontrado al menos algunos diseños minoicos que datan de este periodo, y Egipto consideraba el mar Egeo como parte de su imperio. Amosis reabrió las canteras de caliza de Tura para extraer la piedra necesaria para los monumentos, y utilizó ganado asiático de Fenicia para transportar la piedra, según atestiguan las inscripciones encontradas en la cantera.

El estilo artístico del reinado de Amosis I fue similar al estilo real tebano preponderante en el Imperio Medio, y las estelas que datan de este periodo vuelven a tener la misma calidad. Esto es posible que refleje una natural tendencia conservadora cuyo fin sería revivir aquellas modas pertenecientes a la era anterior a la llegada de los hicsos. A pesar de ello, solo han sobrevivido tres esculturas confirmadas que representen a Amosis I: una estatuilla ushebti que se encuentra en el Museo Británico, probablemente procedente de su tumba (que no ha llegado a ser localizada), y dos esculturas a tamaño real, una de las cuales se encuentra en el Metropolitan Museum de Nueva York, y la otra en el Museo de Jartum. Todas muestran unos ojos ligeramente saltones, característica que también aparece en diversas estelas que representan al faraón. Basándose en el estilo, una pequeña esfinge de piedra caliza que se encuentra en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo, también ha sido identificada como representación de Amosis I.

Joyas y armas ceremoniales encontradas en el enterramiento de la Reina Ahhotep, incluyendo un hacha en cuyo filo se representa al faraón Amosis I abatiendo a un soldado hicso y las moscas de oro concedidas a la reina por su apoyo en la lucha contra los hicsos.

Se cree que el arte de fabricación del vidrio se desarrolló durante el reinado de Amosis I. Las muestras más antiguas de vidrio que se han encontrado parecen ser piezas defectuosas de fayenza egipcia, pero la fabricación intencional de vidrio no tuvo lugar hasta los comienzos de la Dinastía XVIII. Uno de los primeros ejemplos de abalorios de vidrio contiene los nombres de Amosis y de Amenofis I escritos en un estilo datado aproximadamente en el tiempo de sus reinados. Por ello, si la fabricación de vidrio no se desarrolló antes del reinado de Amosis, y si los primeros objetos hallados datan de no mucho más tarde que el reinado de su sucesor, es muy posible que fuese durante su reinado cuando se desarrolló esta nueva industria.

Amosis retomó los grandes proyectos de construcción, similares a los emprendidos antes del Segundo Periodo Intermedio. En el sur del país comenzó la construcción de templos utilizando sobre todo el adobe, uno de ellos en la ciudad nubia de Buhen. En el Alto Egipto hizo algunas ampliaciones a los ya existentes templos de Amón en Karnak y de Montu en Armant. Además, y según una inscripción encontrada en Tura, utilizó piedra caliza blanca para la construcción de un templo dedicado al dios Ptah, presumiblemente en Menfis, y el harén meridional de Amón, pero no llegó a finalizar ninguno de esos dos proyectos. También construyó en Abidos un cenotafio dedicado a su abuela, la reina Tetisheri, considerada la matriarca de la familia y la primera «voluntad de hierro» a favor de la resistencia a los hicsos. Sea como fuere, el lugar donde más se apreció el favor real y divino sería, una vez más, la ciudad de Tebas, convertida en la capital de todo Egipto, por encima incluso de Menfis y Heliópolis.

Por otro lado, excavaciones realizadas por Manfred Bietak en el lugar en el que estaba ubicada la ciudad de Avaris, muestran que Amosis construyó un palacio en el lugar que ocupaba la antigua capital fortificada de los hicsos. Bietak encontró fragmentos de frescos de estilo minoico que cubrieron en su tiempo las paredes del palacio. Por ello existe una gran especulación acerca del rol que esta civilización egea pudo haber tenido en el campo del comercio y de las artes.

Bajo el reinado de Amosis, la ciudad de Tebas se convirtió en la capital de todo Egipto, al igual que lo había sido durante el Imperio Medio. También se convirtió en el centro de un nuevo cuerpo establecido de funcionarios públicos, al incrementarse la demanda de escribas y de personas con conocimiento de la escritura a medida que los archivos reales se incrementaban con la documentación generada en el reino. La elección de Tebas como capital fue probablemente por motivos estratégicos, puesto que estaba ubicada en el centro del país, y sería la conclusión lógica tras haber tenido que enfrentarse a los hicsos en el norte y a los nubios en el sur. Cualquier oposición futura que pudiera surgir contra el faraón podría ser combatida rápidamente.

Sin embargo, el cambio más importante en el reinado de Amosis fue posiblemente el relativo a la religión oficial del reino. Tebas se convirtió en el centro religioso y político del país, siendo Amón, su dios local, el que recibió el mérito de haber inspirado las victorias militares de Amosis contra los hicsos. Creció la importancia del complejo de templos de Karnak (ubicado en la ribera oriental del Nilo, al norte de Tebas) y superó al culto anterior al dios Ra, que se centraba en la ciudad de Heliópolis. Se han encontrado diversas estelas que detallan el trabajo realizado por Amosis en Karnak, y en dos de ellas aparece como el benefactor del templo. En una de ellas, conocida como la Estela de la Tormenta, Amosis se vanagloria de haber reconstruido las pirámides de sus predecesores en Tebas, y que habían sido destruidas por una tormenta. Algunos estudiosos combinan esta afirmación con la erupción del volcán de Tera en el mar Egeo, pero este tipo de afirmaciones son comunes en los escritos propagandísticos de otros faraones, dado que simbolizan la victoria sobre los poderes de la oscuridad. Por ese motivo, no se puede llegar a una conclusión definitiva.

PirámideEditar

Restos de la pirámide del faraón Ahmose (Amosis I) en Abidos, Egipto

Plano del complejo Pirámide/Templo de Amosis I

En 1899 se descubrieron en Abidos los restos de una pirámide, que en 1902 fueron identificados como una obra del reinado de Amosis I. Esta pirámide y las estructuras relacionadas con ella se convirtieron en objeto de renovados estudios a partir de 1993, fecha en que se puso en marcha una expedición de investigación dirigida por Stephen Harvey y patrocinada por el Instituto de Bellas Artes de Pensilvania y Yale, y la Universidad de Nueva York. El estado de conservación de la pirámide no era bueno: la mayoría de las piedras del exterior de la pirámide habían sido sustraídas a lo largo de los años para su utilización en otros proyectos de construcción posteriores, y el montículo de escombros sobre los que se había construido se había derrumbado. Sin embargo, Arthur Mace encontró dos hiladas intactas de bloques del revestimiento, y a partir de ellas, estimó una pendiente de unos 60 grados (en comparación con la inclinación de 51 grados de la Gran Pirámide de Guiza). Aunque la pirámide interior no ha sido explorada desde 1902, el trabajo realizado en 2006 descubrió porciones de una inmensa rampa de construcción hecha con ladrillos de adobe y construida contra una de las caras.

La expedición de Harvey ha descubierto hasta la fecha tres estructuras más que pertenecían al conjunto del templo de la pirámide (que ya había sido descubierto por Arthur Mace). El que se conoce como el templo de la pirámide es la estructura más cercana a la base de la pirámide, y es probable que fuese construida con la intención de ser el centro de culto principal. Entre los miles de fragmentos pintados y tallados que han sido descubiertos desde 1993, aparecen diversas representaciones de una compleja narrativa sobre una batalla contra un enemigo asiático. Con toda probabilidad estos relieves, que muestran arqueros, naves, enemigos muertos y la primera representación conocida de un caballo en el Antiguo Egipto, suponen la única representación conocida de las batallas de Amosis contra los hicsos.

Adyacentes al templo principal de la pirámide y en dirección al este, Harvey ha identificado dos templos construidos por la reina consorte, Ahmose-Nefertary. En una de estas estructuras también se encuentran ladrillos estampados con el nombre del tesorero jefe, Neferperet, oficial responsable de la reapertura de las canteras en el-Ma’asara (Tura) en el vigésimo segundo año de reinado de Amosis. Un tercer templo más grande (templo C) es similar al de la pirámide en forma y tamaño, pero sus ladrillos y sus detalles de decoración hacen creer que se trataba de un lugar de culto para Ahmose-Nefertary.

El eje en el que se estructura el complejo de la pirámide puede asociarse con una serie de monumentos construidos a lo largo de un kilómetro de desierto. A lo largo de este eje se pueden localizar varias estructuras clave: una gran pirámide dedicada a su abuela, Tetisheri, que contiene una estela que muestra a Amosis dedicándole ofrendas; un complejo subterráneo excavado en la roca que pudo haber servido como representación de un inframundo osírico o como tumba real; y un templo con grandes terrazas de piedra y adobe construido en unos altos acantilados. Todos estos elementos reflejan un plan general similar al llevado a cabo para el cenotafio del faraón Sesostris III y su construcción combina elementos de los complejos de pirámides tanto del Imperio Antiguo como del Imperio Medio.

Existe una cierta discusión acerca de si la pirámide fue el lugar de enterramiento de Amosis o si se trata de un cenotafio. Aunque Mace y Currelly, los primeros exploradores, fueron incapaces de localizar ninguna cámara interior, es improbable que pudiera haber un lugar de enterramiento en el interior del montículo de escombros sobre el que se levanta la pirámide. En ausencia de mención alguna a la tumba del rey Amosis en la relación de robos de tumbas contenida en el Papiro Abbott, y en ausencia de un candidato probable entre las tumbas reales de Tebas, es posible que el rey fuese enterrado en Abidos, como sugiere Harvey. Ciertamente, el gran número de esculturas de culto encontradas en los últimos años en la base de la pirámide, así como la presencia de un cementerio utilizado por los sacerdotes del culto de Amosis, sirven para argumentar la importancia del culto real en Abidos. Sin embargo, otros egiptólogos piensan que la pirámide fue construida, al igual que la pirámide de Tetisheri, como un cenotafio, y que Amosis pudo haber sido enterrado originalmente al sur de Dra Abu el-Naga, junto con el resto de los reyes del final de la Dinastía XVII y comienzos de la XVIII.

Esta pirámide fue la última de la historia de Egipto que fuera construida como parte de un complejo funerario. La forma piramidal sería abandonada por los faraones del Imperio Nuevo, tanto por razones prácticas como religiosas. La llanura de Guiza ofrecía mucho espacio para la construcción de pirámides, pero ese no era el caso de la geografía tebana, mucho más escarpada y llena de acantilados, y que hacía que cualquier enterramiento en el desierto circundante fuera vulnerable a las inundaciones. Además, la forma piramidal estaba asociada con Ra, el dios del sol, que había dejado de ser el preponderante en favor de Amón. Por su parte, uno de los significados de Amón era el oculto, lo que significa que ahora era teológicamente permisible esconder la tumba del faraón mediante la separación completa del templo funerario del lugar concreto del enterramiento. Si tenemos en cuenta que esto añadía la ventaja de que el lugar de descanso del faraón podía quedar oculto y mejor protegido de los ladrones de necrópolis, todo esto supuso que los faraones posteriores del Imperio Nuevo fuesen enterrados en tumbas excavadas en la roca, en el Valle de los Reyes.

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