Toda planta de maíz tiene partes masculinas y femeninas. La parte masculina, que se conoce como borla, emerge de la parte superior de la planta después de que hayan salido todas las hojas. La borla suele estar formada por varias ramas, a lo largo de las cuales se sitúan muchas pequeñas flores masculinas. Cada flor masculina libera un gran número de granos de polen, cada uno de los cuales contiene la célula sexual masculina.
El órgano floral femenino se llama espiga. La espiga se desarrolla en la punta de un vástago, que es una pequeña estructura en forma de tallo que sale de un nudo de la hoja situado aproximadamente a medio camino entre el suelo y la borla (Figura 3). Ocasionalmente, una planta producirá una espiga en varios nodos consecutivos, pero la que está situada más arriba en el tallo se convierte en la espiga más grande. La mazorca inmadura se compone de una mazorca, de óvulos que se convierten en granos tras la polinización y de sedas. La mazorca es una estructura cilíndrica sobre la que se desarrollan los granos. Los granos se disponen en la mazorca en pares de hileras. De cada huevo crece una estructura parecida a un pelo, llamada seda, que acaba saliendo de la punta de la mazorca, que es un grupo de hojas unidas a la caña que encierra toda la mazorca. La polinización se produce cuando el polen cae sobre las sedas expuestas. Tras la polinización, una célula sexual masculina crece por cada seda hasta formar un único óvulo y se produce la fecundación (la unión de las células sexuales masculinas y femeninas). El óvulo fecundado se convierte en un grano y dentro de cada grano hay un único embrión (una nueva planta). Una planta de maíz vigorosa puede tener de 500 a 1000 granos en una sola mazorca.