Puesta al día el 4 de septiembre de 2020
¿Cuántas veces se te ha ocurrido una idea brillante para algo sólo para disuadirte de hacerla? Si eres una persona que piensa demasiado o es perfeccionista, probablemente te convenzas de no hacer las cosas con regularidad.
Tal vez se te suba a la cabeza y te convenzas de que ya no es una buena idea aunque antes estuvieras súper entusiasmado con ella. Tal vez desmenuzas tus ideas y te centras en lo que podría salir mal en lugar de lo que podría salir bien.
Aunque es importante pensar las cosas y sopesar los pros y los contras, pensar demasiado es a menudo una forma de procrastinación que conduce a la inacción. Para encontrar el éxito, tienes que tomar acciones imperfectas en lugar de vivir en tu cabeza.
En este post, comparto las razones comunes por las que nos convencemos a nosotros mismos de las cosas, cómo eso puede sabotear tu éxito, y las formas en que puedes tomar acción en lugar de dejar que tu ego se interponga.
Por qué nos disuadimos de hacer las cosas
Una de las principales razones por las que te disuades de hacer las cosas es porque piensas que no tienes la confianza necesaria para tener éxito. La palabra clave aquí es *pensar*. Cuando empiezas a analizar en exceso tus niveles de confianza, te dedicas a analizar las cosas de ti mismo en las que no tienes confianza. Esto sólo te convence de que no debes pasar a la acción.
Esto también ocurre si piensas demasiado en las cosas hasta la saciedad. Cuando te vas por la tangente en tu cabeza hasta que has pensado en todos los peores escenarios, empiezas a temer los resultados negativos. Pero en realidad, sólo has creado estos resultados negativos en tu propia cabeza.
Tal vez te preocupa lo que la gente pensará de ti si no tienes éxito. Esto lleva el enfoque de nuevo al resultado negativo, lo que crea más resistencia hacia un resultado positivo. La gente va a pensar lo que piensa de ti a pesar de todo. Te juzgarán porque lo has estropeado o te juzgarán porque nunca te has esforzado por cambiar.
Cuando continúas con este patrón de hablar contigo mismo de las cosas, eventualmente te haces creer que no eres lo suficientemente bueno para hacer cambios en tu vida. Vuelves a encender esa creencia cada vez que decides evitar o no hacer algo.
Te impides hacer lo que realmente podría marcar la diferencia, no sólo en tu propia vida sino en la de los demás. Cualquier idea que tengas podría realmente marcar la diferencia en este mundo. En lugar de centrarte tanto en ti mismo y en cómo te afectará el resultado, piensa en cómo podría afectar positivamente a los demás.
Después de todo este exceso de pensamiento e inacción, más tarde te arrepientes de las cosas que nunca hiciste y te castigas por no haberlo intentado. Todos hemos oído la frase: «Más vale un oops que un what if» y es muy cierta. Si eres una persona lógica y racional, lo más probable es que seas capaz de hacer frente a cualquier cosa que salga mal – pero tienes que creer esto sobre ti mismo.
Cómo dejar de convencerte a ti mismo de las cosas
No esperes hasta que estés preparado
Hay poder en la planificación, pero la planificación a menudo se convierte en una forma de procrastinación porque evitas hacer el trabajo. Planificamos porque queremos sentirnos preparados y listos, pero en realidad no existe tal cosa como sentirse preparado.
En cambio, tienes que construir tu confianza haciendo pequeñas cosas cada día que te saquen de tu zona de confort. Sea cual sea la gran cosa que quieras hacer, divídela en pasos más pequeños y aparta cualquier pensamiento autosaboteador que surja. No dejes que el perfeccionismo o la necesidad de estar preparado te den una razón para procrastinar.
Busca la responsabilidad
Es mucho más probable que consigas las cosas si les dices a otros lo que estás intentando hacer. Incluso el mero hecho de decir tu idea en voz alta a alguien puede ayudarte a reconocer si te parece algo que merece la pena llevar a cabo.
Ya sea un amigo, un entrenador o un compañero de trabajo, comparte tu idea con alguien que te apoye y tenga la mente abierta, no con alguien que pueda hacerla añicos. Lo último que necesitas es que otra persona dude de ti si tú ya dudas de ti mismo. E incluso si esta persona no vuelve a preguntarte por tu idea, compartirla puede darte el empujón que necesitas para ponerte en marcha.
Trabaja en tu mentalidad
Por encima de todo, necesitas una mentalidad fuerte para salir de tu zona de confort. Una mentalidad fuerte te da la confianza para pasar a la acción y te ayuda a ser consciente de los momentos en los que te estás saboteando. Crea una rutina de mentalidad como ésta que te ayude a cultivar pensamientos saludables sobre ti mismo y a centrarte en lo que quieres conseguir.
¿Qué es una cosa en la que puedes actuar hoy?
Espero que este post te haya animado a salir de tu propia cabeza y a creer en tus propias ideas. Si haces las cosas antes de estar preparado, trabajas en tu mentalidad y te haces responsable, empezarás a ver grandes cambios en tu vida.