Receta básica
Esta receta rinde aproximadamente 30 chochoyotes.
Haciendo la masa
Con masa fresca: Si tiene la suerte de vivir donde se puede conseguir masa de maíz recién hecha (o si hace la suya propia), simplemente añada dos cucharadas de manteca de cerdo de buena calidad y una pizca de sal a una taza de masa y mezcle bien.
Con masa harina: Siga las instrucciones del paquete para preparar una taza de masa (esto suele implicar algo así como revolver una taza de masa harina con 3/4 de taza de agua tibia, pero asegúrese de verificar estas cantidades para su marca en particular). Una vez que tenga esta masa simple hecha, añada 2 cucharadas de manteca de cerdo de buena calidad y una pizca de sal y mezcle bien.
Amase la masa brevemente con las manos hasta que tenga una mezcla suave y homogénea. (Aquí es donde se añadiría cualquier ingrediente adicional opcional, como las hierbas o el queso, en caso de utilizarlos).
Formar las bolas de masa
Pellizcar un poco de masa con la punta de los dedos. Utilice las palmas de las manos para formar una esfera de aproximadamente 1 pulgada de diámetro. Mantenga la bola de masa en la palma de una mano mientras presiona en el centro de la misma con el dedo índice de la otra mano, formando así una especie de cesta con la masa. Coloque su chochoyote recién formado en un plato y repita este paso hasta que haya utilizado toda la masa.
Cocinar y servir
Una vez que la olla de sopa o guiso caldoso que esté utilizando haya hervido, añada suavemente las bolas de masa. Hazlo lentamente, de una a dos, para que no se deshagan. Los chochoyotes se hundirán en el fondo de la olla, pero poco a poco durante su cocción empezarán a flotar. Cocínalos a fuego lento durante unos 15 minutos, revolviendo con mucho cuidado (para que no se rompan) de vez en cuando.
Prueba un chochoyote para asegurarte de que están bien cocidos, y luego sirve tu deliciosa creación en tazones.
Si te sobra algo, refrigera los chochoyotes junto con el caldo y el resto de los ingredientes del platillo, y luego consúmelos en pocos días. Este es uno de esos platillos mexicanos que son tan buenos o incluso mejor comidos recalentados que la primera vez.