La estopilla viene en varios grados, desde un tejido suelto hasta una versión bastante apretada, similar al lino. La estopilla puede utilizarse una y otra vez para proyectos culinarios si se limpia a fondo y adecuadamente después de cada uso.
Aclarar o remojar inmediatamente
Muchos alimentos se coagulan o endurecen rápidamente una vez que se sacan de su líquido de cocción, así que para facilitar una limpieza adecuada, aclare inmediatamente su estopilla en agua caliente o póngala en agua caliente para remojarla hasta que tenga la oportunidad de lavarla. Después de remojarla, aclárela de nuevo. Intente eliminar el mayor número posible de trozos de comida antes de empezar a lavarla.
Jabones y agentes de limpieza seguros para los alimentos
Utilice sólo jabones seguros para los alimentos certificados por la National Sanitation Foundation que muestren la marca de certificación NSF. Los jabones domésticos normales contienen productos químicos tóxicos que pueden impregnar las fibras de algodón y entrar posteriormente en contacto con los alimentos.
El zumo de limón, el vinagre blanco y el bicarbonato de sodio también pueden ser útiles para aflojar los restos de costra y eliminar las manchas. Puede añadir cualquiera de estos ingredientes al agua de remojo. Utiliza de 1/2 taza a 1 taza por cada galón de agua, dependiendo de lo sucia que esté la estameña. Puedes hacer una pasta de bicarbonato de sodio para fregar las manchas más difíciles. Asegúrese de aclarar bien la estopilla, ya que incluso el zumo de limón y el vinagre pueden atraer agentes patógenos o moscas de la fruta.
Uso de la lejía
La lejía se recomienda a veces para la limpieza de productos y equipos de cocina, pero muchas lejías que se venden para uso doméstico contienen emulsionantes, lejía o sosa cáustica. La lejía con certificación NSF no cuesta más que la normal y, en algunos casos, puede costar menos si se compra a granel. Las tiendas de suministros para piscinas suelen tener lejía con certificación NSF, normalmente disponible en cubos de 5 galones. El envase dirá hipoclorito de calcio, que es la forma sólida -en polvo- del cloro.
El bórax es un mineral natural que libera peróxido de hidrógeno cuando se combina con el agua. A veces se utiliza como aditivo alimentario, porque es eficaz contra las levaduras, los mohos y las bacterias. Aunque debe mantener el bórax en polvo lejos de los alimentos y los equipos, es seguro utilizar pequeñas cantidades en agua para remojar o lavar. Asegúrese de que el bórax en polvo o la lejía estén completamente disueltos.
Utilice sólo una cucharada de lejía o bórax por cada galón de agua para limpiar la estopa, y aclárela bien.
Limpie a fondo
Las fibras ásperas y las diminutas aberturas de la estopilla retienen trozos de comida, humedad y aceites, por lo que la estopilla requiere una atención meticulosa si piensa reutilizarla.
Lave a mano la estopilla en un fregadero lleno de agua caliente, utilizando sólo jabones o lejía aptos para alimentos. Friegue toda la longitud frotando la tela contra sí misma. Inspeccione periódicamente para asegurarse de que se han eliminado todos los alimentos.
Si su uso culinario implica algún tipo de carne, aceite o grasa, hierva la estopilla en agua corriente durante 10 minutos después de lavarla para eliminar cualquier resto de aceite o grasa en las fibras. Utilice al menos el doble de agua que de tejido, para que la tela tenga suficiente espacio. Vuelva a lavar a fondo.
Después de cada lavado, aclare bien la tela.
Seque la estopilla en una secadora caliente, o cuélguela al aire libre para que se seque al sol si tiene temperaturas suficientemente cálidas para secarla rápidamente. No deje que recoja hojas, insectos o polen mientras se seca.
Advertencias
Nunca permita que la estopilla que se ha utilizado para la limpieza o para cualquier propósito no culinario entre en contacto con los alimentos.
Tire su estopilla si hay una acumulación de manchas que no puede eliminar, o si detecta aromas persistentes. Incluso cuando la estopilla se utiliza para algo tan aparentemente inocuo como colar té, las manchas indican una acumulación de ácido tánico y materia vegetal, lo que indica que la tela debe limpiarse o desecharse.
No añada ningún ácido, como zumo de limón, a una solución de lejía, ya que provocará la liberación de gas de cloro y posibles lesiones.