Canadá y la Primera Guerra Mundial

La Segunda Batalla de Ypres marcó el primer compromiso importante de los canadienses.

Una importante posición aliada

En 1915, los alemanes estaban atacando Rusia en el este. En el frente occidental, estaban principalmente a la defensiva, aunque seguían montando ataques locales si las condiciones eran favorables. Para sondear las defensas aliadas, cubrir el movimiento de tropas hacia el frente oriental y probar su nueva arma, el gas cloro, los alemanes se prepararon para una ofensiva limitada en Bélgica en la primavera de 1915 contra el saliente de Ypres, un abultamiento en las líneas aliadas. Ypres, la última ciudad belga importante en manos de los Aliados, proporcionaba una posición defensiva desde la que proteger los puertos franceses en el Canal de la Mancha. Había que mantenerla.

Canadienses gaseados en la batalla

El 22 de abril, dos brigadas canadienses estaban en el frente, con una tercera en reserva cerca de Ypres. A las 5 de la tarde, los alemanes lanzaron gas contra la 45ª División francesa (argelina) a la izquierda de los canadienses. Una enorme nube de gas verde-amarillo, de varios kilómetros de longitud, se desplazó hacia las líneas francesas. Cuando pasó por encima de sus posiciones, las tropas francesas se asfixiaron o huyeron, con los ojos y las gargantas ardiendo por el cloro.

La mayor parte del gas no alcanzó a los canadienses, pero la retirada francesa había expuesto el flanco izquierdo de los canadienses y amenazaba con la destrucción de toda la posición aliada en el saliente. Las unidades del general Alderson cambiaron de posición para cubrir la brecha, pero el ataque de gas alemán había abierto un enorme agujero, de varios kilómetros de ancho, en la línea aliada.

Del 22 al 25 de abril, los canadienses lucharon tenazmente para defender esta posición expuesta. Superados en número, armamento y flanqueo, el día 24 se enfrentaron a un segundo ataque, esta vez directo, con gas cloro. Los canadienses contraatacaron para detener el avance alemán, y luego cedieron lentamente, ganando un tiempo precioso para que las tropas británicas se apresuraran a avanzar.

Una nueva reputación pero altas bajas

La prueba de fuego de la División Canadiense en Ypres hizo que los canadienses se ganaran una reputación de tropas duras y fiables, pero pagaron un alto precio: unas 6.000 bajas durante los cuatro días de batalla.

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