Las enfermedades inflamatorias del intestino, que son condiciones inflamatorias crónicas que afectan al tracto gastrointestinal, incluyen la colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC). Mientras que la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier zona del tracto gastrointestinal, la colitis ulcerosa afecta únicamente al colon, también conocido como intestino grueso. La inflamación asociada a la CU comienza en el recto y puede afectar a todo el colon.
Cerca del 25 por ciento de los pacientes con EII son diagnosticados de niños y aproximadamente un tercio de los niños con EII tienen colitis ulcerosa. En las últimas décadas, la EII se ha hecho cada vez más frecuente.
¿Qué causa la colitis ulcerosa?
Aunque todavía no se conoce la causa exacta ni la cura de la EII, las investigaciones en curso demuestran que está relacionada con una combinación de genética, desencadenantes ambientales y cambios en la composición bacteriana del tracto gastrointestinal que provocan una respuesta inflamatoria.
¿Cuáles son los síntomas y qué más podría ser?
Los síntomas más comunes de la CU incluyen diarrea con o sin sangre, calambres abdominales, urgencia para defecar y sangrado rectal. A veces los niños pueden tener pérdida de peso o un crecimiento deficiente con el tiempo. Otros síntomas comunes pueden ser la fatiga, la pérdida de apetito y la anemia causada por la pérdida continua de sangre. El pus, la mucosidad y las hemorragias se producen cuando las células de la superficie del revestimiento del colon mueren y se desprenden.
Síntomas menos comunes de la colitis ulcerosa son las lesiones, el dolor articular, la inflamación de los ojos, los problemas hepáticos, la osteoporosis, las erupciones cutáneas y los cálculos renales (afecciones conocidas como manifestaciones extraintestinales).
Debido a que diversas infecciones también pueden causar diarrea, calambres o, a veces, sangre en las heces, se suelen realizar pruebas para detectar infecciones. El síndrome del intestino irritable (SII) es otra causa común de cambio de los síntomas gastrointestinales que debe diferenciarse de la EII.
¿Cómo se diagnostica la colitis ulcerosa?
Establecer un diagnóstico de colitis ulcerosa requiere una visita a la clínica y un examen médico con un gastroenterólogo especializado en el tratamiento de pacientes con síntomas gastrointestinales. Las pruebas incluyen análisis de sangre para detectar anemia, elevación de los marcadores inflamatorios o signos de pérdida continua de proteínas. Los análisis de heces buscan infecciones e inflamación.
Si estos análisis o el historial clínico sugieren una EII, se realiza una endoscopia superior (EGD) e inferior (colonoscopia). Este procedimiento implica el uso de un pequeño tubo flexible con una cámara en el extremo para evaluar el revestimiento del tracto gastrointestinal. Se obtienen imágenes y muestras de tejido mientras los pacientes están dormidos con anestesia. En estos procedimientos se busca tejido inflamado, ulceración o puntos de sangrado para confirmar el diagnóstico de CU.
¿Cómo se trata?
Aunque no existe una cura para la colitis ulcerosa, hay una serie de medicamentos bien establecidos y otros más recientes que son eficaces para el tratamiento a largo plazo. Estos medicamentos tienen como objetivo curar la inflamación previa en el colon y mantenerla bajo control. La mejora de esta inflamación ayuda a eliminar los síntomas y a normalizar el aumento de peso y el crecimiento de los niños. De igual importancia, estas terapias pueden devolver a los niños a sus actividades normales y optimizar su calidad de vida. Los niños con colitis ulcerosa bien controlada pueden participar en sus deportes habituales, en actividades extraescolares y en la consecución de todos sus objetivos vitales.
Aunque algunos pacientes pueden experimentar un «brote» de la enfermedad en el que la inflamación activa del colon vuelve a aparecer, esto suele poder tratarse y los pacientes pueden volver a entrar en remisión. En algunos casos, a pesar de la optimización de las estrategias de medicación, el colon permanece inflamado y los niños pueden requerir hospitalización. En los casos graves que no responden a la medicación, podemos hablar con las familias sobre la extirpación quirúrgica del colon para reducir los riesgos de complicaciones graves de la CU activa, como la hemorragia continua (anemia), la perforación del colon o el riesgo de cáncer.
En todos los niños con EII, la nutrición adecuada es muy importante. Muchos niños que viven con colitis ulcerosa tienen deficiencias de ciertos minerales y vitaminas relacionadas con la diarrea o las hemorragias, por lo que el equilibrio nutricional en su dieta y la aportación de un dietista titulado en EII es vital.
El futuro es brillante para los niños con colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. Los objetivos del tratamiento son conseguir que el niño alcance y mantenga una remisión clínica duradera. En la última década se han producido muchos avances en la atención a la EII y el número de niños en remisión sigue mejorando. El control de la enfermedad mediante buenas elecciones nutricionales, el uso constante de los medicamentos prescritos y la comunicación con el equipo de atención de la EII dará a cada niño la mejor oportunidad de vivir plenamente.
El Centro de Enfermedad Inflamatoria Intestinal Pediátrica y Adolescente del Nationwide Children’s Hospital (Centro de EII) utiliza un enfoque multidisciplinar para atender a los niños con colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
Enfermedad Inflamatoria Intestinal
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