Definición.de

El ascetismo es la condición, la doctrina y el resultado de una vida ascética. Se llama de este modo a la existencia marcada por la austeridad, el rechazo del materialismo y la búsqueda de una elevación espiritual.

Puede decirse que el ascetismo es una filosofía vinculada a la religión. Los ascetas sostenían que, al resistirse a los placeres materiales, conseguían purificar su espíritu. De este modo llevaban una vida sobria, guiada por férreas pautas éticas.

Pese a que puede considerarse como una doctrina independiente, el ascetismo se incorporó, a lo largo de la historia, a religiones como el cristianismo, el budismo y el islam. Los ascetas, en este marco, apelaban a este estilo de vida para relacionarse con Dios.

En el cristianismo, varios monjes y comunidades religiosas comenzaron a abandonar las ciudades para llevar una vida ascética en el desierto o en otras zonas alejadas. El objetivo era consagrarse a la oración, la meditación y la penitencia sin la intromisión de las cuestiones mundanas.

San Antonio Abad, San Simón Estilita y Pablo de Tebas son algunos de los cristianos que optaron por el ascetismo. Ellos forman parte del grupo conocido como Padres del Desierto ya que se retiraron a regiones desérticas de Egipto y Siria.

El ascetismo también aparece de distintas maneras en el budismo. A nivel general, los budas creen que la meditación y el desapego permiten librarse del sufrimiento y alcanzar el nirvana.

En el islam, el ascetismo se ha vinculado al sufismo en la búsqueda de una vida pura y en cercanía de Dios (Alá).

Lao-Tse es el nombre de uno de los más importantes filósofos chinos, aunque muchos estudiosos dudan que se haya tratado de una persona real. Dado que sus datos biográficos señalan que vivió en el siglo VI a. C., no resulta fácil verificar que no haya sido un personaje de ficción. De todos modos, la sabiduría de este individuo representa un valioso legado, y una de las citas que se le adjudican es muy adecuada para hablar acerca del ascetismo en la actualidad: «Los bienes materiales hacen perder el equilibrio y la paz del espíritu».

Nos encontramos en una era en la cual la existencia de cada ser humano ha perdido sentido y valor, ya que los sistemas nos han convertido en meras piezas de maquinarias complejas: somos sujetos de laboratorio, parte de un diversos experimentos que nos van llevando por el camino del consumismo sin darnos un respiro para ser conscientes de ello.

La modernidad se caracteriza por una incansable rutina que siempre apunta a la conquista de los bienes materiales, los cuales nos brindan una felicidad efímera, que se esfuma justo a tiempo para ir detrás del siguiente. Así nos mantenemos fieles a la moda de turno, para no quedar fuera de la sociedad, sin importar lo que entreguemos a cambio. El ascetismo se ve muchas veces como una medida extrema, como parte de una realidad tan lejana que parece ficción; sin embargo, podría ser el antídoto perfecto para reencontrarnos con nosotros mismos como especie.

Una de las consecuencias del apego excesivo por los bienes materiales que a menudo pasamos por alto es la fractura que sufre la sociedad ante las diferencias económicas. Dado que solamente una parte de la población puede acceder a ellos, el resto pasa a formar parte de otra realidad, desprendida de la actualidad ante los ojos de los privilegiados, pero indefectiblemente sometida a ella y obligada a soportarla. La purificación del espíritu que el ascetismo puede proveernos va mucho más allá de ambas realidades, y podría conducirnos a una revaloración del individuo que derribase las barreras sociales y económicas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.