DOMINIO PROPIO

(templanza).

Es uno de los 9 frutos del Espí­ritu Santo de Gal 5:22-23 : (el último).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Virtud que permite el control de las pasiones, especialmente los apetitos sensuales (2Pe 1:4-8). El término †œtemplanza† se usa para traducir el griego enkrateia, que significa ser dueño de sí­ mismo (Tit 1:8; Tit 2:2). El d. p. es fruto del Espí­ritu Santo en los creyentes (Gal 5:23). Pablo predicó a †¢Félix †œacerca de la justicia, del d. p. y del juicio venidero†, lo cual espantó al gobernador romano (Hch 24:25). La palabra †œabstenerse† se relaciona con el d. p. Así­, †œtodo aquel que lucha, de todo se abstiene† (1Co 9:25), especialmente †œde los deseos carnales que batallan contra el alma† (1Pe 2:11). Hay que abstenerse †œde toda especie de mal† (1Te 5:22).

Las Escrituras alaban a los que pueden controlar su ira, porque †œmejor es … el que se enseñorea de su espí­ritu, que el que toma una ciudad† (Pro 16:32). Por lo cual se nos anima a no permitir que la ira dure demasiado tiempo (Efe 4:26). Incluso hay que velar y no dejarse dominar por nada, aunque sean cosas legí­timas (1Co 6:12). De igual manera, hay que ejercer d. p. en el uso de la lengua (Stg 3:1-10).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véanse PRUDENCIA, TEMPLANZA.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

El término «dominio propio», como tal, aparece varias veces en la Biblia RV60, y se enseña ampliamente tanto en el AT como en el NT. Dominio propio, control sobre uno mismo (enkrateia) se traduce «templanza» o «dominio propio». Es un fruto del Espíritu (Gá. 5:23), y está entre las virtudes cristianas (2 P. 1:4–8). El gobernador Félix tembló cuando Pablo le habló de «la justicia, del dominio propio y el juicio venidero» (Hch. 24:25). La idea de sobriedad y compostura se acentúa en Tit. 1:8 y 2:2. Enkrateuomai, «contenerse», «ejercer control sobre sí mismo» se prescribe en las relaciones sexuales (1 Co. 7:9); y se requiere de todo hombre que lucha por una corona (1 Co. 9:25). La exhortación a «abstenerse» de vicios sexuales se expresa como «la voluntad de Dios» (1 Ts. 4:2–4); y se amplía hasta incluir «los deseos carnales» (1 P. 2:11), y la abstinencia de «toda especie de mal» (1 Ts. 5:22). De tal forma que, para no ser piedra de tropiezo a otros creyentes, los antiguos cristianos gentiles fueron llamados a abstenerse de inmoralidad e idolatría (Hch. 15:20, 29).

Si el cristiano quiere tener un testimonio eficaz y ser un buen siervo de Dios, debe ejercer el dominio propio, el control sobre sí mismo, la temperancia y la compostura designados para esto. Estas características dan evidencia de consistencia entre su testimonio y su vida. Lo que ganará más para Cristo es el dominio propio dentro de la libertad del evangelio e impuesta sobre sí mismo por el cristiano individual (1 Co. 9:19–23).

Véase también Temperancia.

BIBLIOGRAFÍA

HDAC, II, pp. 553–556; ISBE, V, p. 2929.

V.R. Edman

RV60 Reina-Valera, Revisión 1960

HDAC Hastings’ Dictionary of the Apostolic Church

ISBE International Standard Bible Encyclopaedia

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (192). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

( °vrv1 «continencia», «templanza») traduce el gr. enkrateia, que aparece en tres versículos del NT. El adjetivo enkratēs y el verbo enkrateuomai correspondientes se utilizan en forma tanto positiva como negativa. Otro término, traducido «sobrio», nēfalios, se refiere a veces en forma restringida a la bebida, como a menudo ocurre con la palabra moderna «temperancia».

El verbo enkrateuomai se utiliza por primera vez en la LXX en Gn. 43.31 para describir el control de José sobre sus impulsos afectivos hacia sus hermanos. También se refiere al falso dominio de sí mismo en el caso de Saúl en 1 S. 13.12, y al de Amán en Est. 5.10. Según Josefo, los esenios ejercieron «una invariable sobriedad» (GJ 2.133) y algunos rechazaron el matrimonio por considerarlo incompatible con la continencia. Los griegos veían en la templanza una virtud cardinal.

Un uso muy significativo de enkrateia se encuentra en Hch. 24.25. Como una adúltera estaba sentada al lado de Félix mientras Pablo hablaba sobre el dominio propio, resulta evidente su relación con la falta de castidad, y el versículo puede compararse naturalmente con 1 Co. 7.9. Esta referencia restringida a la castidad aparece a menudo en la literatura posterior. Los encratitas aconsejaban una completa abstinencia del matrimonio; y actualmente algunos clérigos cristianos no se pueden casar. Esta distorsionada interpretación se llama demoníaca en 1 Ti. 4.2–3, y se aplica la calificación de «sobrio» (enkratēs) al obispo casado en Tit. 1.8 (cf. 1 P. 3.2).

La relación entre enkrateia y justicia en Hch. 24.25 es paralela a otros contextos en los que figura en los catálogos de las gracias. En Gá. 5.22–23 es la última de las nueve virtudes, y parece figurar como lo opuesto de la embriaguez y la parrandería en la correspondiente lista de vicios. En 2 P. 1.6 forma una etapa intermedia en un claro progreso moral del creyente, que empieza por la fe y culmina en el amor. (La forma de este pasaje recuerda las exposiciones de la moral estoica prokopē.) Las palabras relacionadas nēfalios y sōfrōn (sobrio de mente) aparecen en una lista de virtudes que se exige a los hombres de más edad en Tit. 2.2, 12.

La referencia precisa de nēfalios, ‘sobrio’, es a la embriaguez, y el término es lo opuesto justamente a «dado al vino» en 1 Ti. 3.2–3. Puede ampliarse, sin embargo, para incluir otras formas de dominio propio, como en Tit. 2.2 y 1 Ti. 3.11. Se debe recordar esta ampliación de su aplicación al traducir el verbo nēfo, que °vrv2 traduce «ser sobrio» pero que generalmente significa «ser vigilante en contextos como 1 Ts. 5.6 y 1 P. 1.13; 4.7; 5.8. En 1 Co. 9.25 se da a enkrateunomai la referencia más amplia posible cuando se dice que el atleta cristiano ejercita dominio propio en todas las cosas (°vrv2 «se abstiene»).

En el NT el dominio propio es esencialmente «fruto del Espíritu» (Gá. 5.22–23, °vrv2 «templanza»). Se introduce una deliberada antítesis entre la vida espiritual y la embriaguez carnal en varios pasajes que describen la inspiración profética (p. ej. Hch. 2.15–17 y Ef. 5.18). El mundo dice que los creyentes que «beben del Espíritu» (1 Co. 12.13) están «ebrios»; y por cierto que lo están, no con vino, sino de fervor por la lucha cristiana. Esta pasión por ser buenos soldados de Cristo se expresa, no en el exceso sino en la disciplina sobria; es la verdadera imitación de un Maestro cuya vida, en las palabras de Bernard, fue el «espejo de la templanza».

R. L. Ottley en ERE (s.v. «Temperance»); Arndt; H. Rashdall, Theory of Good and Evil, 1907; H. Baltensweiler, NIDNTT 1, pp. 494–497.

D.H.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

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