Cada faraón tenía un ejército, una fuerza policial y un gran número de ministros y funcionarios que le ayudaban a gobernar el país. El más importante de estos ayudantes era la mano derecha del faraón, su visir.
El visir recibía cada día informes de todos los altos funcionarios. Cada noche, el visir daba al faraón un informe conciso de lo que ocurría en todo Egipto.
Los antiguos egipcios tenían un sistema judicial. Había un tribunal inferior y un tribunal superior. El tribunal inferior estaba formado por un grupo de ancianos en cada ciudad. El juez supremo del tribunal superior era el Faraón, quien asignaba a su visir para este trabajo, para escuchar el caso y actuar como juez. Si no te gustaba la decisión del tribunal inferior, podías presentarte ante el visir por orden de llegada y volver a presentar tu caso. Aunque el visir intentaba ser justo, no era inteligente presentarse ante él a menos que tu caso fuera grave y tuvieras pruebas para demostrar que la decisión del tribunal inferior era errónea, porque la decisión del visir era definitiva. Podrías terminar en más problemas de los que ya tenías si exigías que tu caso fuera escuchado en el tribunal superior.
El visir también podía decidir en ocasiones comprobar él mismo una historia, rumor, leyenda o mito.
El visir era la persona más importante de todo el antiguo Egipto, a excepción, claro está, del faraón.
La ley y el sistema jurídico en el antiguo Egipto
El gobierno en el antiguo Egipto
Las zapatillas rojas – Una historia de Cenicienta del antiguo Egipto (o El visir interviene)