Escucha la mejor poesía del mundo leída en voz alta.

Pangur B?n

i.
Jerome tiene su enorme león adormilado.
Yo mismo, tengo un gato, mi Pangur B?n.

¿Con qué alimentó Jerome a su león?
Siempre está gordo y lanudo, siempre durmiendo

Como después de una comida. ¿Tal vez un cristiano?
Tal vez un cordero, o un pescado, o una barra de pan.

Su león siempre sonríe, con la barbilla en la pata,
lo que parece un ronroneo ondulando su cara

Y allí en el escritorio de Jerónimo junto a la pluma y el tintero
La larga espina negra que sacó de la pata del león.

Mira, Pangur, la imagen del león
No es un ratonero como tú, no se inclina, nunca

Persiguiendo una pluma mientras revolotea sobre el pergamino
Dejando su rastro que es la palabra de Dios.

Pangur, eres tan elegante al lado del león.
– A diferencia de Jerónimo en la boca de su cueva del desierto

Envuelto en un armario de túnicas a pesar del calor,
Yo en este invierno irlandés, Pangur Bœn,

Tengo frío, sin tanto como tu funda de almohada
De pelaje, blanco, con puntas de jengibre en orejas y cola.

ii.
Mi nombre no está ni aquí ni allá, estoy empleado
Por Colum Cille que será un santo

Por mí y por cómo he puesto
La palabra de Dios. Él paga. Se va al cielo.

Me quedo en la tierra, en esta celda con la alta ventana vacía,
La larga luz en verano, las estrellas de invierno.

Trabajo con mi pluma y mis colores,
Cada estación, más fría, pero las páginas se llenan.

Justo cuando empecé a trabajar llegó el gato
Suave y afilado a mi codo, de la nada;

Hundí mi pluma. Se acomodó conmigo.
Escuchó y respondió. Cumplió mi consejo.

iii.
Aquí en el margen, Pangur, te inscribo.
Casi amén. Merodea fuera de ahora y baja

Al jardín del tiempo, cauteloso con tu oído de puntillas.
Vivirás bien a base de ratones y musarañas hasta que encuentres

El próximo scriptorium, un cuenco de leche. Algún escriba
te reconocerá, Pangur B’n, y te alimentará;

Encontrarás el camino hacia él como lo hiciste conmigo
De la nada (pero olfateaste a tu Jerónimo).

Quédate junto a él, también, hasta que su Evangelio esté terminado.
(Me detengo en Juan, en los versos finales,

Estás inquieto, no te dejas tocar. Soy viejo. El solsticio.)
Amén, querido Pangur B?n. Amén. Sé astuto.

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