Escultura de una vagina de 33 metros en Brasil atacada por la extrema derecha

Juliana Notari, Diva, 2020. Cortesía del artista

Una escaramuza cultural a tres bandas ha estallado en Brasil a causa de una obra de land art de grandes dimensiones en el estado de Pernambuco. La instalación de Juliana Notari, Diva (2020), tiene la forma de una vulva, excavada en la tierra.

Los partidarios de Jair Bolsonaro, el presidente de extrema derecha de Brasil, fueron los primeros en tomar nota. Olavo de Carvalho, un teórico y ex astrólogo en el que Bolsonaro y sus hijos confían mucho para el asesoramiento político, publicó en las redes sociales: ‘¿Por qué frotan el coño de 33 metros en lugar de enfrentarlo con una gran polla?’ Otros se quejaron del uso de dinero público en la creación de la obra, que fue encargada para los jardines botánicos de la Usina de Arte con el Museu de Arte Moderna Aloisio Magalhães.

Bolsonaro ha atacado repetidamente las artes y ha amenazado los presupuestos de financiación cultural. Durante su campaña electoral arremetió contra los «grandes artistas» que, según él, se enriquecen con el dinero público.

La pieza de land art, inaugurada la semana pasada, fue tallada en un antiguo campo de caña de azúcar y cubierta con resina pintada en tonos rojizos. La artista explicó que quería que representara tanto la anatomía femenina como una herida a modo de comentario feminista.

Aunque Notari, residente en Recife, recibió muchos apoyos por su obra, también hubo críticas desde la izquierda por las imágenes que muestran a varios hombres negros implicados en su producción.

‘Una escultura de la vulva que describe como un acto de resistencia artística y de problematización del género, pero que para ser creada utilizó prácticamente sólo la mano de obra de hombres negros. Una sátira del feminismo blanco?», escribió un usuario de las redes sociales.

La obra también fue tachada de transfóbica y «genitalista» por otros.

Juliana Notari observa la instalación de Diva (2020). Cortesía de la artista

Notari respondió al diario brasileño Fohla de São Paulo: «El equipo y yo estábamos en armonía, pero cuando ves la imagen, realmente muestra la diferencia de clases, la racialización. Hice la foto y en mi blancura reafirmé un proceso de trabajo típico del contexto brasileño que podría haber sido más cuidadoso. Pero creo que es necesario ser cauteloso al relacionar esto con la obra. La imagen va más allá del campo del arte y entra en el contexto de lo que es Brasil.’

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