SÍ – Kate Peacock
No creo que esté mal que los cristianos se casen con no cristianos. Yo misma me casé con uno. Daniel y yo llevamos 13 años casados y tenemos dos niñas.
Desde que era adolescente me sentí llamada a la ordenación. Aunque Daniel no era un cristiano practicante, me apoyaba mucho en mi vocación y en todo lo que implicaba. No veía su falta de fe como un problema, simplemente me sentía agradecida a Dios por mi vocación y por el apoyo de Daniel. Estaba muy contento de que nuestros hijos se bautizaran y de que la fe formara parte de su vida.
Mucha gente llega a la fe en etapas posteriores de la vida y otros pueden perderla
Tomé la perspectiva de que no se puede predecir lo que va a pasar. Mucha gente llega a la fe en etapas posteriores de la vida y otros pueden perderla. Afortunadamente para nosotros, las cosas han crecido juntas y Daniel se confirmó el año pasado. Por supuesto, no hay garantías en ese sentido y no creo que debas llegar al matrimonio con la esperanza de cambiar a la otra persona. Es importante que respetes las decisiones del otro y le permitas ser él mismo. Un problema obvio sería que la pareja fuera activamente «anti» la fe del cristiano. Pero si ambos pueden suscribir lo que Pablo dice sobre el amor – que no es arrogante, grosero o resentido – entonces ya tienen mucho en común.
Pablo dice ‘no te unas en yugo desigual con un incrédulo’ en 2 Corintios. Pero es peligroso hacer un alarde de esos versículos fuera de contexto. Pablo también dice que alguien cuya pareja es un incrédulo no debe divorciarse de él.
Tienes que usar tu instinto y tener un oído discerniente. ¿Es esta una relación que es de Dios? No hay un enfoque único para todos, ya que cada pareja es completamente única.
Kate Peacock es un sacerdote de la Iglesia de Inglaterra en la diócesis de St Albans. Kate hablaba con Justin Brierley.
NO – Kathy Keller
A lo largo de nuestro ministerio en la Iglesia Presbiteriana del Redentor en Nueva York, uno de los problemas pastorales más comunes a los que Tim y yo nos hemos enfrentado son las propuestas de matrimonio entre cristianos y no cristianos.
En mi opinión, sólo hay tres maneras en que un matrimonio desigual puede resultar:
1. Para estar más en sintonía con su cónyuge, el cristiano tendrá que empujar a Cristo a los márgenes de su vida. Esto puede no implicar realmente repudiar la fe, pero en asuntos como la vida devocional, el diezmo, la crianza de los hijos en la fe, la comunión con otros creyentes – esas cosas tendrán que ser minimizadas o evitadas para preservar la paz en el hogar.
Pablo advirtió contra los cristianos que se unían en yugo desigual ‘por una buena razón’
2. Alternativamente, si el creyente se aferra a una vida y práctica cristiana robusta, la pareja no creyente tendrá que ser marginada. Si no pueden entender el sentido del estudio de la Biblia, la oración, los viajes misioneros o la hospitalidad, entonces no pueden o no quieren participar junto al cónyuge creyente en esas actividades. La unidad profunda y la unidad de un matrimonio no pueden florecer cuando uno de los cónyuges no puede participar plenamente en los compromisos más importantes de la otra persona.
3. Así que o bien el matrimonio experimenta estrés y se rompe, o experimenta estrés y se mantiene unido, logrando algún tipo de tregua que implica que uno de los cónyuges capitule en algunas áreas, pero que deja a ambas partes sintiéndose solas e infelices.
¿Suena esto como el tipo de matrimonio que usted desea? ¿Uno que estrangule su crecimiento en Cristo o que estrangule su crecimiento como pareja, o que haga ambas cosas?
Pablo advirtió contra los cristianos que se unían en «yugo desigual» por una buena razón. Un matrimonio desigual no sólo es imprudente para el cristiano, también es injusto para el no cristiano, y terminará siendo una prueba para ambos.
Kathy Keller es la coautora de The Meaning of Marriage (Hodder & Stoughton) con su marido, Tim Keller. Adaptado del blog de Kathy en thegospelcoalition.org