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La momia de Bothwell

James Hepburn fue el primer duque de Orkney, marqués de Fife, cuarto conde de Bothwell, tercer marido de María, reina de Escocia. A menudo se le describe como un audaz laird de la frontera y su familia poseía extensas propiedades en el sur de Escocia, con notables castillos en Hermitage y Hailes. Fue un oportunista despiadado y es el principal sospechoso del asesinato de lord Darnley, marido de María, reina de Escocia, que le despejó el camino para casarse con la reina María. Abandonó a su primera esposa, la aristócrata noruega Anna Thronsden, cuando ésta se quedó sin dinero, y parece que se casó con su segunda esposa, Lady Jean Gordon, de forma bígama (sin haberse divorciado de Anna). Una biografía de María, reina de Escocia, sostiene con firmeza que Bothwell violó a la reina para obligarla a casarse con él. Se cuenta que Jacobo golpeó a un hombre con el que se había topado mientras paseaba con la reina María por los jardines de Holyrood, con tanta violencia que murió a causa de sus heridas.

El matrimonio de Bothwell con la reina María fue resentido por la nobleza de Escocia, a la que le disgustaba que uno de su clase se alzara como señor sobre ellos. También escandalizó al pueblo llano, al que le pareció (o al menos se le pudo hacer creer) que la reina conspiraba con Bothwell para asesinar a su marido y poder casarse. Este escándalo fue la gota que colmó el vaso del gobierno de la reina María y Jaime huyó a Shetland tras el enfrentamiento militar y la derrota en Carberry Hill.

Desde Shetland, una tormenta obligó a la pequeña flota de Jaime a llegar a la costa de Noruega, donde fue arrestado y puesto bajo custodia en Bergen, la ciudad natal de Anna Thronsden. Anna y sus familiares demandaron a Bothwell por abandono y la devolución de su dote. El rey Federico II de Dinamarca y Noruega se dio cuenta del valor de Jaime como prisionero político y lo trasladó a la prisión fortaleza danesa del castillo de Malmohus. A medida que se hizo evidente que María nunca sería restaurada en su trono, la importancia de Jaime como prisionero político disminuyó. Finalmente, el rey Federico II hizo que trasladaran a Jaime a una celda del castillo de Dragsholm, donde pasó los últimos diez años de su vida encadenado a un pilar de la mitad de su altura, de modo que nunca pudo ponerse de pie. Como era de esperar, Jaime murió demente en 1578. Fue enterrado en la iglesia de Farevejle, cerca del castillo.

Su cuerpo fue exhumado en 1858 y se encontró en un estado seco y momificado. Las peticiones de su familia para que el cadáver fuera devuelto a Escocia no fueron atendidas. En su lugar, se expuso en un ataúd con tapa de cristal hasta las últimas décadas del siglo XX, cuando la reina Margarita de Dinamarca ordenó que se le encerrara en un ataúd adecuado y que se expusiera junto al ataúd una tabla de madera con su escudo de armas, acorde con su rango y títulos.

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