23 de septiembre de 2016
El flash fuera de cámara es una técnica de iluminación creativa que consiste en la colocación fuera de la cámara de los flashes portátiles -o a veces de cabezales más grandes de estilo estudio- para tomar el control sobre la dirección y la intensidad de la luz que produce. La técnica puede utilizarse tanto si se dispara con la luz del sol del mediodía, como si se dispara al atardecer o al amanecer. Es especialmente útil en los retratos y hace tiempo que la utilizan los profesionales de las bodas, los anuncios y la moda. El flash fuera de cámara también es muy popular entre los aficionados, gracias en gran medida a la mayor disponibilidad de cámaras con tecnología de disparo de flash incorporada y a la caída del precio de los disparadores de flash inalámbricos y otros accesorios relacionados con el flash.
La idea que subyace al flash fuera de cámara es que, en lugar de montar el flash en la zapata específica de la cámara y disparar con la luz que emite hacia delante, se extrae el flash y se coloca en cualquier lugar que se desee en relación con el sujeto. Aunque el flash orientado hacia el frente puede ser eficaz, también puede hacer que el sujeto parezca más plano y unidimensional. Si mueves el flash fuera de la cámara para que su luz bañe al sujeto en ángulo, puedes crear retratos con una sensación de profundidad mucho mayor. Una técnica más avanzada es colocar varios flashes en diferentes ángulos y ajustarlos a diferentes intensidades para crear resultados profesionales.
Equipo esencial
El uso del flash fuera de cámara es una forma eficaz de conseguir retratos de estilo de estudio mientras se dispara en el campo
Para experimentar con el flash fuera de cámara necesitarás tres elementos: una cámara con zapata para el flash, y que te permita disparar en modo Manual; un flash compatible con tu cámara y que ofrezca un modo Manual que te permita controlar su potencia; y un dispositivo que permita que la cámara y el flash fuera de cámara se comuniquen entre sí. En términos generales, existen otras tres opciones: un cable de extensión de flash TTL, un conjunto de disparadores de flash inalámbricos o, en determinadas circunstancias (dependiendo de la marca y el modelo de la cámara), el flash emergente integrado en la cámara.
Utilizar un cable de flash TTL para proporcionar una conexión por cable entre la cámara y el flash es la opción más sencilla. Los cables de flash TTL cuestan entre 30 y 50 libras por unos tres metros de cable. Desliza un extremo del cable en la zapata de la cámara y el otro en la parte inferior del flash, y ya está. Aunque el uso de un cable te permite mantener la funcionalidad automática del flash TTL, así como el control manual, limita la distancia a la que puedes colocar el flash de la cámara. Además, a veces los cables pueden estorbar.
Invertir en un conjunto de disparadores inalámbricos es la forma más flexible y práctica de salvar la distancia entre la cámara y un flash externo. Aunque algunos disparadores de flash emplean tecnología de infrarrojos, la mayoría utilizan señales de radio, ya que es una forma mucho más fiable de que su cámara se comunique con un flash (o varios flashes) sin necesidad de cables. Para que un sistema de disparo inalámbrico funcione, es necesario utilizar un transmisor que se inserta en la zapata de la cámara (a veces denominado unidad de control) y una unidad receptora que se acopla al flash.
Una vez que todo se ha configurado correctamente (lo que implica asegurarse de que todos los componentes están asignados al mismo canal para que funcionen en la misma frecuencia), al pulsar el botón del obturador se disparará el flash fuera de la cámara. La distancia máxima a la que pueden funcionar los disparadores inalámbricos oscila entre 30 y 500 metros. La mayoría de ellos pueden funcionar a una distancia mínima de 100 metros, lo que te permite colocar los flashes justo donde los quieres. A diferencia de los infrarrojos u otros sistemas ópticos, los disparadores por radio no necesitan una línea de visión directa para funcionar.
Los disparadores inalámbricos más baratos suelen hacer poco más que disparar y generalmente no son compatibles con el sistema de medición de flash TTL de tu cámara. Esto significa que tendrá que poner su flash en modo manual y marcar los ajustes de potencia del flash antes de dispararlo a distancia. Si quieres cambiar los ajustes a mitad de la sesión, tendrás que dejar lo que estás haciendo y ajustar manualmente cada flash conectado. Sin embargo, si gastas un poco más, podrás cambiar los ajustes individuales del flash de forma remota utilizando la unidad de control conectada a la cámara. Además, los disparadores más avanzados suelen permitirle trabajar en modo TTL o manual, lo que le proporciona la libertad creativa del modo manual con la medición automática del flash TTL como respaldo.
No todos los disparadores inalámbricos permiten disparar a velocidades de obturación superiores a la velocidad de sincronización del flash nativo de su cámara. Para disparar a velocidades más altas de, por ejemplo, 1/2.000 segundos, necesitará un conjunto de disparadores inalámbricos que lo admitan. Por último, algunos disparadores inalámbricos funcionan como un obturador remoto para la cámara, lo que puede resultar muy útil.
Sistemas de pre-flash óptico incorporados
La técnica requiere mucho tiempo y práctica para dominarla, pero las ventajas de utilizar el flash fuera de la cámara son evidentes
Otra forma de disparar remotamente los flashes fuera de la cámara es a través de la tecnología de pre-flash óptico que utiliza el flash emergente incorporado de una DSLR. Nikon lleva mucho tiempo empleando este método con su Sistema de Iluminación Creativa (CLS), mientras que Canon y Olympus emplean un enfoque similar con algunas de sus cámaras. Básicamente, el flash emergente emite una serie de predestellos en un puerto óptico del flash receptor. Además de ser más barato que los sistemas de disparo inalámbricos de otros fabricantes, la principal ventaja del enfoque óptico es que permite trabajar en modo de flash TTL, por lo que la cámara calculará automáticamente todos los ajustes correctos del flash. Aunque los detalles de la tecnología TTL varían según los fabricantes, en general es muy fiable. También puedes ser creativo utilizando el modo TTL fuera de la cámara; sólo tienes que dividir los flashes conectados en grupos separados y ajustar los valores de compensación del flash para cada uno de ellos como consideres oportuno. Por ejemplo, en una configuración sencilla de dos flashes, puedes utilizar tu flash principal como luz de relleno a su máxima potencia TTL, pero marcar una compensación de flash de -1 o -2 para un flash adicional que actúe como luz de borde para conseguir un efecto más sutil. Además, la mayoría de los sistemas ópticos permiten controlar los ajustes del flash de forma remota desde la cámara, lo que resulta mucho más cómodo que ajustar manualmente cada uno de los flashes conectados.
Aunque los sistemas ópticos suelen ser fiables, fáciles de usar y permiten prescindir de los costes adicionales de un disparador inalámbrico de terceros, hay que tener en cuenta algunas limitaciones. La principal es que la distancia efectiva de funcionamiento de un sistema óptico es menor que la de uno que utiliza ondas de radio. La mayoría de los fabricantes también recomiendan que sus sistemas ópticos se utilicen con una línea de visión directa si es posible. Además, la luz solar directa u otras luces brillantes pueden interferir a veces con la señal. Dicho esto, si tienes una cámara Nikon, Canon u Olympus con tecnología óptica inalámbrica incorporada, no tienes nada que perder si lo intentas.
Técnica y ajustes fuera de la cámara
Aprender a utilizar el flash fuera de la cámara requiere mucha práctica. Pero las ventajas creativas lo convierten en una de las técnicas más versátiles, especialmente para el retrato.
La gran pregunta para muchos es si utilizar la medición automática del flash TTL o ir totalmente manual. La tecnología TTL fuera de cámara ha avanzado mucho en los últimos años y ahora es capaz de obtener buenos resultados de forma constante. Por este motivo, resulta especialmente útil cuando se dispone de poco tiempo y se desea obtener una toma bien equilibrada con el mínimo esfuerzo. Dicho esto, disparar con el flash en modo manual te permitirá comprender mejor cómo funciona la luz y cómo equilibrar la luz del flash con la luz ambiental disponible. Si utilizas un conjunto de disparadores inalámbricos más baratos que carecen de la función TTL, tendrás que utilizar el modo manual de todos modos. Así que vale la pena explorar cómo funcionan las cosas en el modo Manual con un poco más de profundidad.
Cuando se dispara el flash manual fuera de la cámara, todo -incluyendo la cámara- debe ponerse en modo Manual. La razón de esto es la consistencia. Con su cámara en Manual podrá ajustar la velocidad de obturación y el diafragma de forma aislada, sabiendo que otros ajustes clave no se verán afectados.
En cambio, si utiliza los modos semiautomáticos o totalmente automáticos de su cámara, ésta continuará midiendo y compensando cualquier cambio que realice en otros ajustes; quitándole el control y haciendo que el resultado sea mucho más difícil de predecir.
Equilibrar el flash fuera de cámara con la luz natural del sol puede producir algunos resultados llamativos
Disparar en modo Manual es esencialmente un proceso de dos pasos: la primera etapa es medir el fondo para que esté perfectamente expuesto y la segunda es añadir la luz del flash que saca al sujeto del fondo. Tu objetivo, sobre todo al empezar, debería ser aprender a equilibrar la luz ambiental con la luz emitida por el flash para que la imagen final parezca lo más natural posible. Seguirá siendo llamativa y tendrá mucha profundidad, pero también parecerá equilibrada. Una vez que hayas dominado este delicado acto de equilibrio, puedes experimentar con aspectos más dramáticos, por ejemplo, subexponiendo deliberadamente el fondo uno o dos puntos para que el sujeto principal sea más pronunciado.
La regla de oro al disparar en modo manual con flash es que la velocidad de obturación controla la cantidad de luz ambiental que llega al sensor, mientras que la apertura controla la cantidad de luz del flash que llega. Tenga en cuenta que si su sistema de disparo de flash inalámbrico no es compatible con la sincronización de alta velocidad/PF, tendrá que elegir una velocidad de obturación que esté por debajo de la velocidad máxima de sincronización del flash, que suele ser de entre 1/200 y 1/250 segundos, dependiendo de la marca y el modelo de su cámara.
Una vez que haya elegido una combinación de velocidad de obturación y apertura, el siguiente paso es ajustar la potencia del flash. Una vez que te hayas familiarizado con los niveles de potencia de tu flash en modo manual, este paso será mucho más instintivo. Como punto de partida, prueba a ajustar el flash a un cuarto (¼) de potencia a una distancia de dos metros y medio y ajústalo a partir de ahí. Aprender a utilizar un medidor de luz puede ahorrarte mucho tiempo, ya que te dirá exactamente qué ajustes de flash debes utilizar para cualquier combinación de velocidad de obturación/apertura/ISO para obtener una imagen equilibrada. Si no tienes un medidor de luz a mano, recuerda que también puedes utilizar el diafragma para disminuir o aumentar el nivel de luz del flash que llega al sensor, aunque el cambio también afectará, por supuesto, a la profundidad de campo. Si decides cambiar la posición de tu flash y esto cambia la distancia entre éste y el sujeto, recuerda tener en cuenta la regla del cuadrado inverso: cada vez que dupliques la distancia, tu flash producirá una cuarta parte de luz. Ten en cuenta también que tendrás que aumentar la potencia del flash si utilizas una caja de luz u otro modificador, ya que éstos reducen la potencia del flash en uno o dos puntos.
Además de los ajustes de la cámara y del flash, el otro aspecto clave que debes tener en cuenta es dónde colocar el flash. Si sólo utilizas uno, como punto de partida, intenta colocarlo en un ángulo de 45º con respecto al sujeto. Esto creará una sensación de profundidad, sin dejar demasiado en la sombra al sujeto. Si sólo utilizas un flash, evita colocarlo a más de 45º; si lo colocas a 90º con respecto al sujeto, por ejemplo, uno de sus lados quedará mucho más oscuro, lo cual es dramático, pero no necesariamente tan favorecedor. Además, intenta mantener el flash a la altura de los ojos del sujeto (utilizando un soporte de luz o un trípode), o incluso un poco más alto y con un ángulo ligeramente hacia abajo. Esto produce la luz más favorecedora y reducirá las sombras duras en los ojos. Colocar un reflector en el lado opuesto al flash también puede ser beneficioso, ya que añadirá un poco de luz de relleno en el lado de la sombra.
Si utilizas varios flashes, puedes empezar a ampliar los ángulos, utilizando un flash como luz principal y el otro (con un ajuste de potencia reducido) como luz de relleno. También puedes intentar colocar uno directamente detrás del sujeto para producir una luz de borde etérea a su alrededor que ayude a distinguirlo del fondo. También puedes utilizar un flash sobre el sujeto y colocar el otro para iluminar partes del fondo, añadiendo así más interés a la toma. El truco es jugar, experimentar y ver lo que te funciona. Si aún no has probado el flash fuera de cámara, te sorprenderá la cantidad de efectos, estados de ánimo y aspectos que puedes crear con sólo dos pequeños flashes.
Modificadores de flash
Una vez que domines los fundamentos del flash fuera de cámara, el siguiente paso es aprender a dar forma y modificar la luz producida por tu(s) flash(es). Aquí es donde entran en juego los modificadores de flash específicos, como los difusores, las cajas de luz y los paraguas. Las diferentes formas y diseños alteran la dirección en la que se desplaza la luz, ya sea concentrándola en un haz estrecho (por ejemplo, los snoots) o extendiéndola al máximo (por ejemplo, los paraguas). Muchos consideran que las cajas blandas son un buen punto intermedio, ya que difunden y suavizan la luz del flash, pero la distribuyen de forma más controlable que un paraguas. Esto hace que sea más fácil iluminar partes específicas del encuadre sin que se derrame demasiada luz en otras áreas.