Hemangiomas, adenomas hepáticos e hiperplasia nodular focal

Un tumor (también llamado neoplasia) es el crecimiento anormal de células y/o tejidos. Los tumores son benignos o malignos y no están regulados por los mecanismos naturales de control del organismo.

By BruceBlaus (Own work) , via Wikimedia Commons

Tipos de tumores hepáticos benignos

Hemangiomas

Los hemangiomas son el tipo más común de tumor hepático benigno. Se originan en los vasos sanguíneos. Como la mayoría de estos tumores no causan síntomas, no necesitan tratamiento. Pero algunos pueden sangrar y necesitan ser extirpados mediante cirugía.

Adenomas hepáticos

Los adenomas hepáticos son tumores benignos que se originan en el tipo principal de células del hígado. La mayoría no causan síntomas y no necesitan tratamiento. Pero si causan dolor de estómago, una masa en el vientre o pérdida de sangre, puede ser necesario extirparlos.

Hiperplasia nodular focal

La hiperplasia nodular focal, o FNH, es un crecimiento similar a un tumor de varios tipos de células. Aunque los tumores FNH son benignos, a veces puede ser difícil distinguirlos de los verdaderos cánceres de hígado. Si hay síntomas, se puede extirpar el tumor.

Diferencias entre tumores benignos y malignos

Invasión y metástasis

Los tumores malignos se propagan por metástasis e invasión mientras que los tumores benignos no pueden propagarse ni por metástasis ni por invasión. La metástasis (también llamada enfermedad metastásica o mets) es la capacidad de las células cancerosas de derramarse, filtrarse o desprenderse de su lugar de origen (páncreas, próstata, riñón, mama, pulmón o colon), o del tumor primario, y entrar en los vasos sanguíneos y linfáticos. Estas células cancerosas se depositan en los tejidos sanos del cuerpo, donde se multiplican y crecen, afectando a órganos vitales. La mayoría de los cánceres malignos son capaces de hacer metástasis. Los tumores malignos también se propagan por invasión: el proceso en el que las células cancerosas invaden los vasos sanguíneos. Los tumores benignos, en cambio, crecen localmente en el lugar del tumor original.

Los tumores benignos tienen mucho menos riesgo

Los tumores benignos son significativamente menos peligrosos que los malignos. Los tumores benignos por sí mismos no suponen una amenaza para la vida, pero pueden dar lugar a complicaciones si presionan órganos vitales del cuerpo, como el hígado.

Tratamiento

Los tumores benignos suelen tratarse con cirugía, y es poco frecuente que el tumor original reaparezca. Los tumores malignos se tratan y manejan principalmente con quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida, procedimientos endoscópicos y cirugía. Los tumores benignos pueden crecer a veces lo suficiente como para causar problemas, pero la mayor parte de las veces no penetran en los tejidos cercanos ni se extienden a partes distantes del cuerpo. Si es necesario tratarlos, normalmente pueden curarse extirpándolos durante la cirugía.

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