Para un hombre, el orgasmo es sinónimo de eyaculación. La idea de que las mujeres también expulsan a veces fluidos en el momento del orgasmo se ha debatido durante siglos. No hay duda de que a veces las cosas pueden mojarse bastante, pero ¿es el líquido orina? ¿Lubricación de las paredes vaginales? ¿O se trata realmente de un chorro de líquido procedente de una de las glándulas periuretrales lubricantes?
En el número de este mes de The Journal of Sexual Medicine, el doctor Zlato Pastor ha revisado todos los estudios sobre este fenómeno para determinar de una vez por todas la verdad. (Este es un excelente tema de conversación cuando uno se cansa de discutir las crisis actuales del gobierno). El Dr. Pastor informa de que entre el 10 y el 54% de las mujeres (dependiendo del estudio) informan de la expulsión de fluidos durante la excitación o el orgasmo. El fluido podría provenir simplemente del aumento de la lubricación vaginal, pero cuando la mayoría de las mujeres describen la «eyaculación» se refieren a un chorro o chorro que se produce con el orgasmo, en contraposición al aumento de la humedad vaginal por la actividad sexual. Esta emisión suele ser el resultado de uno de estos tres fenómenos:
- Un pequeño chorro de líquido blanquecino procedente de unas pequeñas glándulas situadas en el lateral de la uretra, denominadas glándulas periuretrales de Skene, pero a veces también denominadas «próstata femenina»
- Orina expulsada de la vejiga. La incontinencia coital (IC) se divide en 2 grupos: mujeres que tienen problemas de incontinencia en general, incluso durante la actividad sexual, y mujeres que pierden orina sólo durante el orgasmo. Las mujeres que pierden orina sólo durante el orgasmo no suelen identificarla como orina porque es mucho más diluida y no huele ni parece orina aunque salga de la vejiga.
- Una combinación de ambos
En realidad, esto es más difícil de estudiar de lo que parece, ya que la mayoría de los estudios se basan en cuestionarios y en la percepción de la mujer sobre la procedencia del líquido, en lugar de la confirmación visual. Master’s y Johnson sólo registraron raras ocasiones de eyaculación femenina en su observación de más de 3000 parejas.