Puede parecer que la jubilación es un momento para tomarse las cosas con calma y dedicarse a la jardinería, el golf y la siesta. Pero no te lo tomes con demasiada calma, dicen los expertos de Harvard. Para conseguir un bienestar óptimo, hay que mantenerse comprometido, tanto con los propios intereses como con los de otras personas.
Cómo hacer el cambio
Los hombres recién jubilados se enfrentan a algunas dificultades típicas. Una de ellas es crear una nueva rutina tras dejar atrás la rutina de nueve a cinco. «Durante esa fase en la que se pasa de mucha estructura a casi ninguna, los hombres pueden mostrar los mismos signos que alguien con exceso de trabajo», explica el doctor Randall Paulsen, psiquiatra del Brigham and Women’s Hospital, afiliado a Harvard.
La jubilación también puede conllevar cambios en la relación del hombre con su cónyuge o pareja. «Si tienes una pareja en casa que no está acostumbrada a que estés cerca todo el tiempo, tiene que haber una recalibración», dice el doctor Michael Craig Miller, profesor adjunto de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard.
Las parejas que se jubilan pueden necesitar tiempo para adaptarse a las nuevas circunstancias. «Las parejas mayores tienen que, en cierto sentido, aprender a disfrutar de la comida juntos», dice el Dr. Paulsen.
Mantener el compromiso
En la jubilación, se espera tener más tiempo – pero ¿para hacer qué? Hacer muy poco o demasiado puede provocar los mismos síntomas, como ansiedad, depresión, pérdida de apetito, deterioro de la memoria e insomnio.
La solución puede ser casi cualquier cosa -desde el voluntariado una vez a la semana, hasta tomar una clase, pasando por iniciar una nueva carrera-, siempre que signifique algo para usted personalmente y le haga volver a por más. Es una ventaja si elige una actividad social, porque las investigaciones sugieren que el compromiso social es tan importante para su salud como el ejercicio y una dieta saludable.
El Dr. Miller cita el ejemplo de los hombres que llevan su interés por un deporte o afición a un nuevo nivel en la jubilación. Leen o estudian con entusiasmo para mejorar sus conocimientos o habilidades. Se relacionan con compañeros que tienen intereses similares. Trabajan con profesores o entrenadores con regularidad y siguen un riguroso programa de práctica.
El truco está en encontrar un equilibrio de actividades que le atraigan y le hagan estirarse. «Crecemos y mantenemos vivo nuestro cerebro si nos dedicamos a cosas que nos suponen un reto», dice el Dr. Miller.
Elija lo que elija, no lo haga demasiado fácil, ni demasiado difícil. Una cantidad moderada de estrés enciende nuestros circuitos cerebrales y centra nuestra atención; una sobrecarga puede hacer daño. «El punto dulce es lo que está fuera de tu alcance, donde tienes que trabajar y concentrarte», dice el Dr. Miller. «Esos son los tipos de retos que nos ayudan a sentirnos vivos y comprometidos».
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Imagen: Bigstock
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