Pensamos en la época de principios del siglo XX y nos imaginamos a gente educada y mojigata jadeando de horror al ver una rótula.
Sin embargo, las cartas de amor de James Joyce a su esposa Nora Barnacle te harán ver los primeros años del siglo XX bajo una luz totalmente nueva.
Famosa figura literaria irlandesa, James Joyce ha sido célebre por sus obras como Dublineses y Ulises.
Es venerado como uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.
Salvo cuando no estaba desafiando al establishment literario con sus novelas, estaba escribiendo algunas guarradas verdaderamente desagradables a su mujer Nora.
En 1975, las cartas de Joyce fueron publicadas en un libro titulado The Selected Letters of James Joyce.
Aunque ese libro ya está descatalogado, algunos han compartido las cartas en Internet, donde quedarán inmortalizadas para siempre, y podría decirse que estamos peor.
Empezó a escribir a su entonces pareja y posterior esposa, Nora, en 1909, mientras él estaba en Dublín y ella criaba a sus hijos en Trieste.
ADVERTENCIA DE CONTENIDO GRÁFICO
James Joyce prologó una de sus cartas con ‘Querida, no te ofendas por lo que he escrito’ y ese es un consejo para los ahora miles que las han leído.
1. ‘Mi amor por ti me permite rezar al espíritu de la belleza y la ternura eternas que se reflejan en tus ojos o arrojarte debajo de mí sobre ese vientre blandito que tienes y follarte por detrás, como un cerdo que cabalga sobre una cerda, glorificándome en el propio hedor y el sudor que sube de tu culo, glorificándome en la forma abierta de tu vestido respingón y tus calzones blancos de niña.
2. ‘Querida, querida, esta noche siento una lujuria tan salvaje por tu cuerpo que si estuvieras aquí a mi lado e incluso si me dijeras con tus labios que la mitad de los patanes pelirrojos del condado de Galway se han tirado a ti antes que yo seguiría abalanzándome sobre ti con deseo.’
3. ‘Sólo puedo ver una masa hinchada de cosas blancas y volantes y así, cuando me inclino sobre ti para abrirlos y darte un ardiente beso lujurioso en tu travieso trasero desnudo, puedo oler el perfume de tus calzoncillos así como el cálido olor de tu c*** y el pesado olor de tu trasero.
Y luego la continua mención de los pedos…
4. ‘Espero que Nora no deje de soltar sus pedos en mi cara para que pueda conocer su olor también.’
5. ‘Tenías el culo lleno de pedos esa noche, cariño, y los saqué de ti, grandes y gordos, largos y ventosos, rápidos y alegres chasquidos y un montón de pequeños y traviesos pedos que terminaban en un largo chorro de tu agujero.’
6. ‘Un movimiento wh*rish de tu boca, una pequeña mancha marrón en el asiento de tus calzoncillos blancos, una repentina palabra sucia balbuceada por tus labios húmedos, un repentino ruido impúdico hecho por tu trasero y luego un mal olor saliendo lentamente de tu trasero.’
7. ‘A cada f*** que te daba tu lengua desvergonzada salía a borbotones por tus labios y si te daba un f*** más fuerte de lo normal gordos pedos sucios salían a borbotones de tu trasero.
8. Me gustaría poder oír tus labios balbuceando esas celestiales y excitantes palabras sucias, ver tu boca haciendo sonidos y ruidos sucios, sentir tu cuerpo retorciéndose debajo de mí, oír y oler los sucios y gordos pedos de niña que salen de tu bonito y desnudo culo de niña y f*** f*** f*** mi travieso y caliente c*** de pájaro para siempre.
‘¡No vale la pena seguir! Puedes adivinar por qué!’
10. ‘¡Buenas noches, mi pequeña pedorra Nora, mi sucio p*** pájaro!’
Se puede decir que todos estamos marcados de por vida.
Los concejales de Dublín han presentado una moción para devolver los restos de James Joyce a Irlanda.