Como muchos de nosotros nos damos cuenta cuando envejecemos, el adagio de que el tiempo cura todas las heridas es una falacia cuando se trata del desgaste relacionado con la edad en nuestras rodillas. El menisco -formado por un cartílago fibroso que actúa como amortiguador entre los huesos de la rodilla- suele adelgazar y debilitarse a medida que envejecemos, lo que puede acabar provocando un desgarro en el cartílago.
Un desgarro relacionado con la edad, o degenerativo, es diferente de un desgarro meniscal agudo, que es el resultado de una única lesión traumática. Un desgarro agudo suele causar un dolor agudo y repentino y es una lesión deportiva habitual. Una rotura de menisco degenerativa se desarrolla gradualmente a medida que los movimientos cotidianos repetidos desgastan el cartílago. Un menisco débil puede desgarrarse sin un traumatismo o con un traumatismo mínimo, como por ejemplo al ponerse de pie o al salir de un coche, acciones que podrían incluir un giro torpe de una rodilla doblada mientras el otro pie está plantado. Los desgarros degenerativos también son comunes en las personas que padecen osteoartritis.
Encontrar el alivio de los síntomas
No todas las personas con un desgarro de menisco degenerativo tienen síntomas. De hecho, es posible que no se den cuenta de que se han desgarrado los meniscos cuando esto ocurre. Y los síntomas, si los hay, podrían no aparecer hasta semanas después. Los síntomas pueden incluir chasquidos, crujidos, bloqueos y enganches dolorosos en la rodilla, así como una sensación de inestabilidad, como si la rodilla fuera a ceder. Cuando los síntomas aparecen, suele ser durante actividades en las que la rodilla se dobla y endereza, como al subir y bajar escaleras.
Si los problemas de la rodilla persisten después del tratamiento conservador, como la fisioterapia, los médicos pueden recomendar un procedimiento quirúrgico denominado meniscectomía parcial artroscópica (MPA) para reparar el desgarro. La APM consiste en extraer los fragmentos de menisco desgarrados y recortar las zonas dañadas del cartílago.
Sin embargo, cada vez hay más pruebas que demuestran que la cirugía es poco o nada beneficiosa para la mayoría de las roturas de menisco degenerativas. En un estudio reciente, publicado en febrero de 2018 en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, investigadores finlandeses informaron que la APM no ofrece ningún beneficio sobre la cirugía simulada (falsa) para aliviar los síntomas de bloqueo de la rodilla.
En el estudio, los investigadores asignaron aleatoriamente a 146 pacientes, de entre 35 y 65 años, a una APM o a una cirugía simulada. Durante ambas intervenciones, los cirujanos introdujeron un artroscopio (un tubo pequeño y flexible) en la zona de la rodilla, pero sólo realizaron una meniscectomía parcial durante la cirugía real. Los participantes que se sometieron a las intervenciones tenían dolor de rodilla previo pero no presentaban indicios de artrosis. Ni los pacientes ni sus médicos de cabecera fueron informados de si la cirugía era real o simulada; sólo el cirujano ortopédico y el personal de cirugía lo sabían. Dos años después de las intervenciones, ambos grupos presentaban mejoras casi idénticas en la función de la rodilla, y la mayoría de los pacientes declararon que sus rodillas se sentían mejor. Sin embargo, los críticos del estudio sostienen que la inserción de un artroscopio y el lavado del espacio articular con líquido, que se realizó tanto durante la cirugía simulada como la APM, podrían explicar la mejora y los resultados similares.
Un estudio de 2016 en la revista BMJ también sugirió que la APM no tenía ningún beneficio para los desgarros de menisco degenerativos. Los investigadores informaron que el APM mejoró el dolor y la función no mejor que la terapia de ejercicios. Además, el ejercicio supervisado mejoró la fuerza de los músculos del muslo.
La cirugía artroscópica de la rodilla se considera un procedimiento de bajo riesgo. Los posibles efectos adversos incluyen los típicos asociados a la mayoría de las cirugías, pero son poco frecuentes: coágulos de sangre, infección y, raramente, la muerte. Una desventaja de la APM es un período de recuperación prolongado de dos a seis semanas con movilidad limitada. Por lo general, los pacientes no pueden soportar todo el peso de la pierna la primera semana después de la operación, y la conducción y la actividad física están limitadas durante dos o tres semanas. También pueden experimentar dolor e hinchazón.
Refuerza la creencia de que la MAP rara vez tiene algún beneficio a largo plazo para las roturas de menisco degenerativas una guía de práctica clínica sobre la cirugía artroscópica elaborada el año pasado por un panel internacional de expertos y publicada en el BMJ. El panel atribuyó cualquier cambio a mejor después de la artroscopia a la mejora natural con el tiempo o al efecto placebo. Los expertos sugirieron que «casi todo el mundo preferiría evitar el dolor y las molestias del periodo de recuperación tras la artroscopia, ya que sólo ofrece una pequeña posibilidad de obtener un pequeño beneficio».
La conclusión
La fisioterapia que fortalece y estabiliza los músculos alrededor de la rodilla debería ser su primera línea de tratamiento si tiene una rotura de menisco degenerativa. Si también tiene osteoartritis, una inyección de esteroides puede ayudar. Pero si sus síntomas no mejoran con los métodos conservadores, considere la posibilidad de consultar a un cirujano ortopédico. El cirujano puede plantearle la posibilidad de una intervención quirúrgica si no puede extender la rodilla completamente y el movimiento está restringido, o si el desgarro es grande y complejo. Sopese cuidadosamente los riesgos y los beneficios, y tenga en cuenta que la mejora de los síntomas no está garantizada después de una APM.