Después de comprobar sus personalidades inherentes, evaluaron su inteligencia, realizando pruebas de CI a cada uno de los 21 líderes nazis. Las pruebas de CI son en realidad bastante comunes en los casos de pena de muerte. Pero normalmente se utilizan para determinar si el acusado tiene retraso mental (para evitar la ejecución).
Malvados o no, pocos sospechaban que estos líderes fueran tontos. Y lo fascinante de esta prueba es que es la única prueba de coeficiente intelectual conocida de toda una rama del liderazgo gubernamental.
Todos los que fueron examinados demostraron tener un coeficiente intelectual superior a la media. Varios de ellos tenían puntuaciones muy altas. El promedio de los 21 lideres nazis fue de 128, casi dos desviaciones estandar mas inteligentes que la persona promedio (IQ promedio=100).
Hay una amarga ironia en todo esto ya que los test de IQ fueron otro mecanismo que los nazis usaron para matar y esterilizar a casi medio millon de personas. Y sus altas puntuaciones, en esta hora final, hicieron mucho para servir a sus egos.
Estos tres estaban entre los miembros con mayor puntuación:
Hermann Göring era el segundo al mando de Hitler. Era un hombre muy carismático que ejercía una gran influencia sobre los que le rodeaban. Incluso dentro de la prisión, comenzó a influir en los prisioneros y en los guardias, hasta el punto de que trasladaron su celda más lejos de las demás.
Se suicidó dos horas antes de ser ahorcado. Se tragó una pastilla de cianuro y aún no se sabe con exactitud quién se la dio (probablemente fue un guardia sobre el que había ganado influencia).
Sacó un 138 en su test de inteligencia
Arthur Seyss-Inquart fue canciller de los Países Bajos por el partido nazi. Encabezó la deportación y el asesinato de decenas de miles de judíos. Los hechos ineludibles de sus acciones le llevaron a ser condenado por crímenes contra la humanidad. Fue ejecutado en 1946.
Puntuó un 141.
Hjalmar Schacht obtuvo la puntuación más alta de todos los examinados pero su historia fue diferente. Fue ministro de Economía y una pieza clave en la expansión masiva de la economía alemana.
Tuvo un desencuentro con Hitler y Goring en 1939. No estaba de acuerdo con sus políticas y se volvió crítico con el régimen nazi. Esto, y sus vínculos con los intentos de asesinato de Hiter, condujeron a su arresto y deportación a un campo de concentración, donde languideció durante años.
Estaba furioso por su arresto y juicio en Nuremberg, ya que había sido un crítico muy vocal y encarcelado por esas críticas. Ofreció una fuerte defensa y más tarde fue absuelto.
Tuvo un coeficiente intelectual de 143.
El desglose completo de las 21 puntuaciones:
Schacht, Hjalmar 143
Seyss-Inquart, Arthur 141
Dönitz, Karl 138
Göring, Hermann 138
Papen, Franz von 134
Raeder, Erich 134
Frank, Hans 130
Fritzsche, Hans 130
Schirach, Baldur von 130
Keitel, Wilhelm 129
Ribbentrop, Joachim von 129
Speer, Albert 128
Jodl, Alfred 127
Rosenberg, Alfred 127
Neurath, Konstantin von 125
Frick, Wilhelm 124
Funk, Walther 124
Hess, Rudolf 120
Sauckel, Fritz 118
Kaltenbrunner, Ernst 113
Streicher, Julius 106
El partido nazi fue un brillante ejemplo de lo peligroso que puede ser un esfuerzo colectivo de personas inteligentes y motivadas.
Sus evaluaciones médicas no revelaron criaturas con cerebros de lagarto villano. Eran hombres defectuosos, con mucho ego y poca empatía, puestos en situaciones en las que florecían las malas ideas. Sus defectos se profundizaron. Sus corazones se ennegrecieron y, a su vez, lo peor de su humanidad salió a la luz.
Es un buen recordatorio de que debemos vigilarnos continuamente a nosotros mismos y a los que nos rodean.
En palabras de Hannah Arendt, «La triste verdad es que la mayor parte del mal lo hacen personas que nunca se deciden a ser buenas o malas».