Hay dos tipos de márgenes continentales: los activos y los pasivos.
Los márgenes activos suelen estar asociados a los límites de las placas litosféricas. Estos márgenes activos pueden ser convergentes o de transformación, y son también lugares de gran actividad tectónica, incluyendo volcanes y terremotos. La costa occidental de Norteamérica y Sudamérica son márgenes activos. Los márgenes continentales activos suelen ser estrechos desde la costa hasta la ruptura de la plataforma, con descensos pronunciados hacia las fosas. Los márgenes activos convergentes se producen donde las placas oceánicas se encuentran con las continentales. La placa oceánica más densa subduce por debajo de la placa continental menos densa. Los márgenes activos convergentes son el tipo más común de margen activo. Los márgenes activos transformados son más raros y se producen cuando una placa oceánica y una placa continental se mueven en paralelo en direcciones opuestas. Estos márgenes de transformación suelen caracterizarse por la presencia de muchas fallas en el mar, lo que provoca un alto grado de relieve en el mar, marcado por islas, bancos poco profundos y cuencas profundas. Esto se conoce como la frontera continental.
Los márgenes pasivos suelen estar situados en el interior de las placas litosféricas, lejos de los límites de las placas, y carecen de una actividad tectónica importante. Suelen estar frente a las dorsales oceánicas medias. De ahí surge una gran variedad de características, como terrenos de bajo relieve que se extienden a kilómetros de la playa, largos sistemas fluviales y montones de sedimentos que se acumulan en la plataforma continental. La costa este de Estados Unidos es un ejemplo de margen pasivo. Estos márgenes son mucho más amplios y menos abruptos que los márgenes activos.