Mercerización, en textiles, un tratamiento químico aplicado a las fibras o tejidos de algodón para impartir permanentemente una mayor afinidad por los tintes y diversos acabados químicos. El mercerizado también confiere a la tela de algodón una mayor resistencia a la tracción, mayores propiedades de absorción y, normalmente, un alto grado de brillo, dependiendo del método utilizado.
El tratamiento consiste en sumergir el hilo o la fibra en una solución de hidróxido de sodio (sosa cáustica) durante cortos periodos de tiempo, normalmente menos de cuatro minutos. A continuación, el material se trata con agua o ácido para neutralizar el hidróxido de sodio. Si el material se mantiene bajo tensión durante esta fase, se evita que se encoja de forma apreciable; si no se aplica tensión, el material puede encoger hasta una cuarta parte. Los artículos de algodón de mayor calidad suelen estar mercerizados; las telas así tratadas adquieren colores más brillantes y duraderos con menos tinte. El efecto de la sosa cáustica sobre el algodón fue descubierto en 1844 por John Mercer, un impresor de calicó inglés, que recibió una patente por ello en 1850.