Las polineuropatías asociadas a las gammapatías monoclonales IgM constituyen una entidad distinta. A pesar de la aparente patogenicidad de los anticuerpos IgM y la inmunorreactividad específica a los antígenos de la mielina, la enfermedad ha sido difícil de tratar. Esta revisión describe el fenotipo clínico, aborda los datos recientes sobre la inmunorreactividad de las IgM frente a varios antígenos nerviosos y analiza los últimos avances en el tratamiento.La mayoría de estos pacientes presentan parestesias y ataxia sensorial seguidas de un grado variable de déficits sensoriomotores. En más del 75% de los pacientes, la IgM monoclonal reconoce la glicoproteína asociada a la mielina (MAG) y el glicoesfingolípido sulfoglucuronil (SGPG), mejor detectado por ELISA, u otros glicolípidos del nervio periférico. Experimentos recientes han demostrado que los animales inmunizados con SGPG desarrollan ataxia sensorial, sugiriendo un papel patogénico para este antígeno. Aunque la cladribina, la ciclofosfamida con prednisona y la inmunoglobulina intravenosa han ofrecido beneficios transitorios a algunos pacientes, la mayoría han permanecido resistentes al tratamiento. Los estudios abiertos y un reciente ensayo controlado aleatorio indican que el rituximab se perfila como el mejor agente disponible, proporcionando beneficios a largo plazo a casi la mitad de estos pacientes. El rituximab parece actuar suprimiendo los anticuerpos IgM y anti-MAG e induciendo células T inmunorreguladoras. Los pacientes con más déficits sensoriales y más anticuerpos anti-MAG tienen más probabilidades de responder, pero pueden requerir un nuevo tratamiento después de varios meses. Todavía se necesitan datos sobre la eficacia a largo plazo y los marcadores inmunológicos asociados a la respuesta a la terapia o a la necesidad de repetir el tratamiento.