La isla de Cayo Santiago, situada frente a la costa oriental de Puerto Rico, tiene apenas 38 acres. Es una pequeña isla llena de árboles a media milla de la isla principal, rodeada de aguas turquesas llenas de delfines y manatíes. Los únicos residentes permanentes de Cayo Santiago son una tropa de macacos rhesus.
Los residentes de Cayo Santiago le valieron el apodo de «Isla de los Monos», pero la isla no siempre tuvo una población de primates. En 1938, el primatólogo Clarence Carpenter trajo unos 400 macacos rhesus de la India a Nueva York y luego a Puerto Rico. La propiedad de Cayo Santiago había sido cedida a la Escuela de Medicina Tropical de la Universidad de Puerto Rico, y ésta quería utilizarla para estudiar el comportamiento social de los primates.
Hoy en día, los macacos de Cayo Santiago son unos de los primates mejor estudiados del mundo. Durante más de 80 años, los científicos han registrado los nacimientos y las muertes de los monos, han estudiado sus interacciones sociales, sus estilos de crianza, su inteligencia y su genética. El trabajo realizado en la isla ha sentado las bases para otras investigaciones sobre el comportamiento de los animales e incluso ha dado lugar a cambios en la forma de dar a luz a los bebés humanos. La isla está gestionada por el Centro de Investigación de Primates del Caribe, y aunque científicos de todo el mundo suelen trabajar allí, ningún humano pasa la noche en Cayo Santiago.
En 2017, el huracán María devastó gran parte de Puerto Rico, incluido Cayo Santiago. Las infraestructuras de investigación quedaron destruidas y casi toda la vegetación de la isla se perdió en la tormenta. La mayoría de la población de macacos logró sobrevivir al huracán, pero gran parte de las investigaciones en curso tuvieron que ser pausadas. En la actualidad, los científicos estudian cómo el huracán ha afectado a la dinámica social de la tropa.