Desde 1948, el test ha sido utilizado por neuropsicólogos y psicólogos clínicos en pacientes con lesiones cerebrales adquiridas, enfermedades neurodegenerativas o enfermedades mentales como la esquizofrenia. Es una de las varias pruebas psicológicas que pueden administrarse a los pacientes para medir la disfunción del lóbulo frontal. Cuando se administra, el WCST permite al clínico especular con las siguientes funciones del lóbulo «frontal»: planificación estratégica, búsqueda organizada, utilización de la retroalimentación del entorno para cambiar los conjuntos cognitivos, dirección del comportamiento hacia la consecución de un objetivo y modulación de la respuesta impulsiva. La prueba puede administrarse a personas de entre 6,5 y 89 años de edad. El WCST se basa en una serie de funciones cognitivas que incluyen la atención, la memoria de trabajo y el procesamiento visual.
El WCST puede utilizarse para ayudar a medir la competencia de un individuo en el razonamiento abstracto y la capacidad de cambiar las estrategias de resolución de problemas cuando sea necesario. En esta prueba, se presenta a los participantes una serie de tarjetas. Las figuras de las tarjetas difieren con respecto al color, la cantidad y la forma.
Las pruebas psicológicas como el WCST, administradas por sí solas, no pueden utilizarse para medir los efectos de una lesión del lóbulo frontal, o los aspectos de la función cognitiva a los que puede afectar, como la memoria de trabajo; deben utilizarse varias pruebas. Un sujeto puede ser bueno en una tarea pero mostrar una disfunción en la función ejecutiva en general. Del mismo modo, los resultados de las pruebas pueden resultar engañosos tras someter a un mismo individuo a pruebas durante un largo periodo de tiempo. El sujeto puede mejorar en una tarea, pero no debido a una mejora de la función cognitiva ejecutiva. Puede que simplemente haya aprendido algunas estrategias para realizar esta tarea concreta que hayan hecho que deje de ser una buena herramienta de medición.