Psicología Hoy

Janet, que se describe a sí misma como «tipo Martha Stewart», estaba en su cocina dando los últimos toques a los entremeses para una cena cuando entró su marido Tom.* Janet apenas levantó la vista. Mientras cortaba zanahorias, Tom la abrazó por detrás. Janet se giró y agarró a Tom por los brazos. «¡Te quiero, pero tienes que dejarme un poco de espacio!», le espetó. «¡Tienes que apartarte!» Atónito, Tom se apartó. Al día siguiente, Tom hizo un mohín y se retiró e hizo comentarios sarcásticos como: «Sólo te estoy dando el espacio que necesitas».

Los problemas de espacio afectan a casi todas las parejas en un momento u otro. Para muchos, es una fuente continua de discusión. Los puntos de fricción más comunes son la cantidad de tiempo que deben pasar juntos y la cantidad de afecto físico que le parece bien a cada miembro de la pareja. Pero independientemente de los detalles de la disputa, la misma cuestión está en el centro de la mayoría de estos conflictos: ¿Dónde termina el «nosotros» y empieza el «yo»? Los expertos coinciden en que las parejas deben encontrar un equilibrio entre la unión y la individualidad.

Corte el cordón

El tiempo de separación puede dar nueva vida a su unión. «La diferenciación en el matrimonio significa que, en lugar de que dos personas remen la misma canoa, cada una reme la suya, lado a lado», explica Wendy Allen, psicoterapeuta de Santa Bárbara. Cada miembro de la pareja debe esforzarse por ser un individuo íntegro y sano que pueda hacer contribuciones positivas al matrimonio». Y el espacio, dice Allen, «fomenta el sentido sólido y cohesivo del yo en cada persona»

El espacio físico y emocional es una necesidad humana básica, explica Christopher Knippers, autor de Cultivar la confianza. «Pero cuando dos personas asumen que todas sus necesidades van a ser satisfechas a través del otro, la relación está preparada para la decepción y, en última instancia, el fracaso», dice. Tener una variedad de amigos es un camino hacia el desarrollo personal, social y espiritual. Participar en una variedad de actividades te hace más completo, y te da más cosas de las que hablar con tu pareja.

Pero, ¿cómo se traduce el esfuerzo por estos ideales en la vida real? Negociar el tiempo juntos y separados puede ser un asunto complicado, que desencadena una serie de sentimientos negativos: rechazo, inseguridad, celos, desconfianza y resentimiento. Las soluciones llegan cuando las parejas reconocen las necesidades del otro y crean compromisos viables.

Elija sus palabras

Sea específico, sea directo, utilice el «yo», no el «tú».

Las explicaciones pueden contribuir en gran medida a un compromiso pacífico. Tranquilice a un compañero ansioso haciendo que el asunto sea lo más neutral posible, aconseja Allen. «Diga: ‘Esto no tiene nada que ver contigo. Es sólo mi forma de ser'». Hacer que el tiempo a solas forme parte de tu rutina también puede ayudar a tu pareja a sentirse menos amenazada. Knippers recomienda reiterar primero su compromiso con la relación y luego explicar por qué quiere más tiempo a solas.

Comprometer sobre el tiempo puede ser difícil, pero negociar el afecto físico es aún más delicado. Esperamos cierta autonomía sobre nuestro espacio personal. E incluso si amas a tu pareja, los abrazos, besos u otro tipo de contacto cuando no estás de humor pueden parecer intrusivos en lugar de cariñosos. «Hay una delgada línea entre ser afectuoso y estar necesitado», advierte Kathryn Alice, autora del libro Love Will Find You, de próxima aparición. «La necesidad en realidad aleja a la gente».

Si usted es el menos afectuoso, proceda con amabilidad, aconseja Joseph Rydell, psicoterapeuta de Brooklyn. «Es aconsejable un enfoque suave y directo. La comunicación constructiva y no crítica es esencial». También ayuda el hecho de seguir recordando que el tacto fue pensado con amor, y no como una invasión.

Las parejas no son clones

Reconocer las necesidades individuales.

«Muchas parejas creen erróneamente que deben tener las mismas necesidades y deseos porque son una pareja», dice Rydell. Dice que es esencial que las parejas reconozcan que cada una de ellas tiene necesidades diferentes. «Dar permiso a esas diferencias es clave para una comunicación productiva».

Patricia Farrell, autora de How to Be Your Own Therapist (Cómo ser tu propio terapeuta), sugiere que las parejas aprendan a leer las señales no verbales del otro. «Parece una chorrada, pero acordad proporcionaros mutuamente una señal de que está bien que os abracéis», dice. «El lenguaje corporal es útil. Lleva tiempo, pero merece la pena y evita malentendidos y desprecios hirientes». Si eres el más cariñoso, vigila tu motivación.

Si ignoras las señales de tu pareja para que se aleje, estás siendo efectivamente desconsiderado, no cariñoso, advierte Molly Barrow, autora de Matchlines. «Si alguien te rodea con sus brazos y te da placer, te está demostrando su amor. Pero si te hace sentir incómodo o odias la cercanía, entonces ese mismo acto no es dar amor». Retroceder es lo mejor, no sólo porque es respetuoso, sino también porque es más probable que su pareja se acerque a usted.

Dinámica de empujar y tirar

Dar tres pasos hacia atrás, no dos hacia adelante.

«Cuanto más haga una persona de algo, menos hará la otra de esa cosa», explica Michele Weiner Davis, autora de The Divorce Remedy. Esto significa que cuanto más espacio dé la pareja hambrienta de afecto, más probable será que la pareja menos afectuosa se acerque. Hablar abiertamente de lo que ocurre puede ayudar. Pero es crucial elegir el momento y el lugar. A menudo, dice, es mejor «golpear cuando el hierro está frío». Espere hasta que esté calmado y centrado, y tenga la capacidad de medir sus palabras para estar seguro de que se está expresando de manera cariñosa.

Janet podría haber utilizado ese consejo. Después de la explosión, ella y Tom tardaron días en calmarse lo suficiente como para tener una conversación tranquila. Ella se disculpó y ambos acordaron que la próxima vez que Janet necesitara más espacio, se lo diría de una manera más amable y cariñosa.

* Los nombres han sido cambiados

Space Jockey

Si necesitas más espacio, elige tus palabras -y el momento- con cuidado.

  • Asegure a su pareja que no se trata de un rechazo sino de algo que necesita hacer por sí mismo para ser la persona de la que se enamoró.
  • Sea específico sobre sus necesidades y objetivos. No hables en términos de lo que tu pareja está haciendo mal, sino en términos de lo que necesitas.
  • Cuando pasen tiempo juntos, dale a tu pareja la atención indivisa que anhela.

Si eres tú quien quiere más cercanía, recuerda respetar los límites de tu pareja.

  • Comprueba tu motivación. Al ofrecer afecto, ¿estás dando o recibiendo?
  • Lee las señales no verbales de tu pareja. ¿Está preparado para recibir afecto? ¿Es probable que lo devuelva?
  • Considere la posibilidad de retirarse. Puede ser la mejor manera de acercar a tu pareja.

Imagen de Facebook: holbox/

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