Messinia es un rincón increíblemente remoto del suroeste del Peloponeso que está a cuatro horas en coche de Atenas (o a una hora del pequeño aeropuerto de Kalamata). No era muy conocida hasta la llegada de Navarino Dunes, un complejo turístico de 320 acres que forma parte de la ambiciosa urbanización Costa Navarino, una versión moderna del clásico ágora de tiendas, restaurantes, cafés y un cavernoso spa flanqueado por dos hoteles. El Westin Resort, más familiar, es más animado y relajado, con sus 445 habitaciones de madera pálida y piedra vista, y con sus dichosas bañeras colocadas para aprovechar al máximo las vistas a la piscina, al golf o al mar. Los padres agotados se relajan en el bar de natación, mientras los pequeños se desbocan en el elegante parque acuático, la bolera y el castillo de arena gigante equipado para dormir. La oferta de actividades en ambas propiedades es exhaustiva, pero las principales atracciones son la playa de arena de media milla y el campo de golf de 18 hoyos. La comida en los diversos restaurantes multiétnicos (que incluyen comida griega, italiana e incluso americana) está bien, pero los desayunos causan una mayor impresión: una mezcla de productos locales, capuchinos perfectos y huevos de cualquier forma. Aunque a veces no sepan lo que hacen, el personal es siempre entusiasta.