Tantas veces pensamos que las dietas son la respuesta a nuestra pérdida de peso y para algunos la clave de la felicidad. Para Marie, una dieta a los 10 años fue la puerta de entrada a un trastorno alimentario. Como una de los 10 niños de su casa, la vida de Marie no era como la de los que la rodeaban; se sentía como la niña rara que no encajaba con nadie. La acosaban por su peso y pensaba que podía controlarlo con las dietas que utilizaba su madre. A los 13 años restringía la comida, y a los 15 una experiencia traumática agravó peligrosamente sus hábitos alimentarios desordenados.
Cuando Marie llegó a la universidad, su vida se descontroló. Dice: «La restricción se convirtió en mi única amiga. Lo único en lo que podía apoyarme. Si no estaba pensando en restringir, entonces estaba pensando en cosas en las que no quería pensar». Sus amigos vieron cómo se adentraba en la peligrosa senda de un trastorno alimentario e intervinieron para conseguirle ayuda.
Marie primero fue a un tratamiento residencial, pero después de recuperar su peso, la enviaron a casa. Le faltaba tratamiento para las causas de su trastorno alimentario. «Sé que necesitaba ayuda y sé que necesitaba ayuda para afrontar mis emociones negativas. Un trastorno alimentario es mucho más que el peso y la comida. Hay palabras y acciones con las que necesitaba ayuda para lidiar». Después de volver a casa, Marie tuvo una recaída y su trastorno alimentario continuó. Su familia la apoyaba, pero el hecho de venir de una familia numerosa hacía difícil que los demás vieran su lucha contra la anorexia. Los mantenía a distancia para poder estar sola.
Sabía que necesitaba ayuda para superar su trastorno alimentario, un lugar que tratara la causa de su conducta desordenada. Para Marie, ese lugar era Magnolia Creek. A veces nuestras luchas en la vida parecen ser más de lo que podemos soportar, eso fue cierto para Marie. Sólo cuatro días antes de partir hacia Magnolia Creek, sufrió un grave accidente de coche que debería haber acabado con su vida. Recuerda que los paramédicos le dijeron que debía tener un propósito en la vida y que un poder superior estaba tratando de decirle algo.
«Fui a Magnolia Creek rota y magullada mental, física, espiritual y emocionalmente. Quería ayuda y sabía que necesitaba ayuda, incluso en el estado en el que me encontraba, sabía que necesitaba este lugar».
¿Era Magnolia Creek algo diferente?
Cuando llegó a Magnolia Creek, se reunió con la dietista, Lucy Abruscato, que sabía que estaba en el lugar adecuado para recuperarse completamente. «Cuando me reuní con mi equipo de tratamiento, supe que había algo diferente en este lugar. Al instante sentí que me cuidaban, me entendían y me escuchaban. Nadie me juzgaba». Magnolia Creek inculca un sentido de esperanza y empoderamiento al asociarse con los clientes para que sean un participante activo en su tratamiento. Marie vio inmediatamente que se encontraba en un ambiente de apoyo diseñado para ayudarla a encontrar una esperanza renovada y recuperar su vida.
Marie le dirá que su trastorno alimentario era obstinado, pero sabía que debía curarse, «me salvé de la muerte. Sabía que tenía que ponerme a trabajar, rendirme al proceso y hacer lo que me decían que hiciera. Tenía que poner todo mi corazón en ello. Cuando las cosas se pusieron difíciles, supe que estaba en el camino correcto»
Durante seis meses, Marie trabajó duro para recuperarse de la anorexia. Cuando los tiempos eran difíciles, trabajaba más duro. Sabía que estaba en el camino correcto. Las artes creativas le ayudaron a Marie a expresarse de formas que nunca pensó que podría. Aprendió que su trastorno alimentario no la definía.
El Programa Familiar de Magnolia Creek también ayudó a acercar a su familia. El taller familiar es un programa intensivo de dos días que ofrece educación sobre el trastorno alimentario, técnicas de comunicación y establecimiento de límites, grupos interactivos y sesiones de terapia familiar. Para Marie, este taller supuso una oportunidad para que sus padres y hermanos vinieran y comprendieran cómo su trastorno alimentario no sólo la afectaba a ella sino también a su familia. Aprendieron lo que motivaba a Marie y, a través de actividades como afirmaciones y enmiendas, estimularon las discusiones y la resolución de conflictos.
La vida después de Magnolia Creek
Marie llegó a Magnolia Creek rota, avergonzada y sintiéndose inútil, «Nunca creí que fuera bonita o que valiera algo, pero eso cambió. El autoconocimiento puede dar mucho miedo; puede servir para entrar en espiral o para mirarse a sí mismo y decir: ‘vale, qué hacemos con esto'». Las autoafirmaciones diarias la ayudaron a entender que no tenía que avergonzarse. Hoy cree en lo que escribió. Sabe que vale la pena, «quiero ser mi mejor amiga. Nadie sabe mejor que yo lo que necesito oír»
Durante una de sus últimas visitas con la terapeuta principal, Leah Riley, hablaron de sus próximos pasos. Le dijo a Leah que sabía que tenía que salir al mundo y encontrar su propósito. Se ha fijado objetivos y está preparada para hacer lo que quiere. Marie está preparada para reconstruir su vida.
«Llegué a Magnolia Creek sin saber cuál era mi propósito, así que no creía que tuviera uno. Hoy eso ha cambiado. Aunque no sé cuál es mi propósito, creo que tengo uno, ¡y va a ser una gran aventura descubrirlo!»