[Sobre el lavado compulsivo de manos – psicopatología del «tocar»]

El lavado compulsivo de manos ha sido bien conocido por los psiquiatras, desde que Legrand du Saulle describió este trastorno con el nombre de «délire du toucher» (1866), que se refiere a la misofobia o fobia al contacto. Pero su importancia clínica parece no haber sido examinada del todo, salvo desde el punto de vista psicoanalítico, que ha observado la represión de la sexualidad en su patología. En este informe se presentan cuatro casos de lavado de manos compulsivo, y se explora por qué se lavan exclusivamente las manos. Para dilucidar la razón de su lavado de manos y su significado, este informe pretende estudiar la relación de los siguientes tres elementos: «Sexualidad», «mano» y «tocar». Como las expresiones idiomáticas que utilizan «mano» suelen representar los distintos modos de vida sexual tanto en japonés como en inglés, se considera que «tocar con la mano» evoca razonablemente los impulsos sexuales, que las personas que se lavan las manos temen y desean evitar. Por otro lado, «tocar» es, necesariamente en la naturaleza, ser tocado por el objeto tocado. Por ejemplo, el que toca la mano de la amante es inevitablemente para ser tocado por la suya. Es decir, uno se ve obligado a ser objeto de su objeto, que pasa a ser sujeto. En este sentido, el acto de «tocar» significa perder el «ser sujeto» y fundirse en la situación en la que la distinción estructural de sujeto y objeto puede desaparecer. Así pues, el acto de «tocar» o el contacto vivo con el otro puede provocar ansiedad por medio de la pérdida del propio yo, que puede ser también un punto crítico para introducirse en la creación de algo nuevo. Un lavador de manos compulsivo teme y evita este momento crítico que puede hacerle perder su «ser sujeto», por lo que «se lava las manos (corta la relación con)» la situación que puede socavar su ego. Esta evitación de tener contacto puede compararse con «la pérdida de contacto vívido con la realidad (la perte du contact avec la réalité (Minkowski)» observada en la esquizofrenia. En sus formas de vida, muchos lavadores de manos no son menos autistas que los esquizofrénicos.om

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