La cuestión de cómo afectan los recursos naturales al desarrollo económico es un campo importante e intrigante de la investigación económica. Aunque la primera literatura sobre la maldición de los recursos documentó una fuerte relación negativa entre los recursos naturales y el crecimiento del PIB, ha surgido un creciente conjunto de pruebas contradictorias. Dado que muchos países siguen dependiendo en gran medida de la volatilidad de las rentas de los recursos, la forma en que los recursos naturales afectan al desarrollo sigue siendo una cuestión política de gran importancia.
Addisu Lashitew
David M. Rubenstein Fellow – Global Economy and Development
Eric Werker
Professor – SImon Fraser University
Una de las principales razones de la falta de consenso sobre cómo afectan los recursos al desarrollo es que más de una explicación puede ser cierta al mismo tiempo. El gráfico 1 identifica dos canales importantes: un efecto económico directo y un efecto institucional indirecto. El efecto directo incluye varios factores económicos con componentes positivos y negativos. En el lado positivo, los recursos naturales generan rentas económicas que pueden utilizarse para la provisión de bienes públicos y otros fines productivos. Sin embargo, a largo plazo, la incertidumbre asociada a la disminución y la volatilidad de la relación de intercambio de los productos básicos puede socavar las finanzas públicas y desalentar la inversión. El último desplome de los precios del petróleo que desencadenó una crisis fiscal en los principales países productores de petróleo, como Rusia, Nigeria y Arabia Saudí, es un ejemplo de este efecto negativo. Así pues, el efecto directo acumulado de los recursos sobre el desarrollo a largo plazo puede ser positivo o negativo, dependiendo del equilibrio entre estos efectos compensatorios.
El efecto indirecto de los recursos naturales sobre el desarrollo proviene de los posibles efectos adversos de los recursos sobre la calidad institucional. Los politólogos y economistas llevan mucho tiempo argumentando que la riqueza de los recursos socava el desarrollo de las instituciones políticas y de gobernanza al fomentar una cultura institucional rentista. Por ejemplo, los ingresos procedentes de los recursos pueden utilizarse para el control político a través de gastos de patrocinio e inversiones en aparatos de seguridad. Además, las ganancias de los recursos pueden debilitar la responsabilidad del gobierno hacia los ciudadanos y las empresas al desvincular los impuestos del gasto. Al carecer de la necesidad de ingresos fiscales, los gobiernos tendrán pocos incentivos para introducir reformas que favorezcan el crecimiento, mientras que los ciudadanos carecerán de incentivos para exigir una mejor gobernanza y rendición de cuentas.
El efecto global de los recursos naturales sobre el desarrollo dependerá, por tanto, de la magnitud de estos dos efectos separados.
Nuestro estudio, recientemente publicado, ofrece una respuesta detallada y matizada a la pregunta planteada en el título: si los recursos naturales ayudan o dificultan el desarrollo a largo plazo. Utilizando una muestra global de más de 100 países, relacionamos la riqueza en recursos naturales en el superciclo de las materias primas de la década de 1970 con los resultados posteriores en el desarrollo del capital humano y físico. El análisis explica conjuntamente la calidad institucional y los resultados del desarrollo en una configuración entre países utilizando el método de estimación de variables instrumentales por mínimos cuadrados en tres etapas (3SLS).
De nuestro examen empírico se desprenden tres conclusiones importantes, que ayudan a conciliar conclusiones aparentemente contradictorias en la literatura sobre la maldición de los recursos.
Conclusión 1. Los recursos naturales suelen tener un efecto directo positivo en el desarrollo. Los recursos naturales suelen tener un efecto directo positivo a través del canal económico y un efecto indirecto negativo a través del canal institucional.
Los países que comienzan con altos niveles de recursos naturales a finales de la década de los setenta logran posteriormente niveles significativamente más altos de desarrollo humano, acumulación de capital humano, matriculación en la enseñanza terciaria y capital público por persona, dados sus niveles iniciales de renta y calidad institucional. A pesar de la volatilidad de los precios de las materias primas, las rentas de los recursos naturales parecen impulsar el desarrollo económico.
El efecto indirecto negativo muestra que, a largo plazo, los recursos naturales socavan el desarrollo de las instituciones. Dado que las instituciones son los principales determinantes del desarrollo económico, el efecto nocivo de los recursos sobre la calidad institucional se traduce en un importante efecto adverso sobre los resultados del desarrollo.
El efecto total, que resulta de la suma de estos dos efectos, suele ser nulo, aunque depende del resultado específico del desarrollo, como se indica más adelante. El efecto económico positivo se ve compensado por el efecto institucional negativo. Este resultado pone de manifiesto por qué los estudios que sólo analizan uno de estos dos canales pueden ofrecer una respuesta incompleta, y por tanto potencialmente engañosa, sobre la relación entre los recursos y el desarrollo.
Hallazgo 2. La dependencia de los recursos naturales, más que su abundancia, socava el desarrollo institucional.
Para subrayar la importancia de la distinción entre la abundancia y la dependencia de los recursos, consideremos los ejemplos de Canadá y la República del Congo. Según los datos del Banco Mundial, los dos países tienen los mismos niveles de dotación de recursos naturales, con rentas de recursos per cápita de alrededor de 1.200 dólares en 2013. Sin embargo, la contribución de los recursos al PIB es mucho mayor en el Congo (42,3%) que en Canadá (2,3%). Aunque ambos países pueden considerarse abundantes en recursos, solo el Congo puede decirse que es realmente dependiente de los recursos.
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Nuestros resultados indican que, si los demás factores son constantes, el efecto negativo de los recursos sobre las instituciones es más pronunciado en países como el Congo. Esto es intuitivo, ya que es probable que los mecanismos político-económicos a través de los cuales los recursos socavan el cambio institucional se debiliten cuando los países tienen economías diversificadas. Las élites económicas de los sectores no relacionados con los recursos podrían impulsar reformas que beneficien a la economía en general, contrarrestando así a los grupos de presión de los recursos que se resisten a la reforma institucional para crear condiciones que favorezcan la captación de rentas. En cambio, en las economías menos diversificadas, las rentas de los recursos fortalecen el poder del Estado, reforzando su capacidad de control político mediante políticas redistributivas y elevadas inversiones en aparatos de seguridad.
Este resultado revela por qué los estudios que utilizan la dependencia y la abundancia de recursos como medidas alternativas de los mismos tienden a informar de resultados diferentes. Teniendo en cuenta los niveles de renta iniciales, los países que parten de una mayor dependencia de los recursos acabarán teniendo una calidad institucional relativamente menor, mientras que no es necesariamente el caso de los países que parten de una gran abundancia de recursos. El efecto negativo indirecto a través de las instituciones, por lo tanto, es mayor y negativo para la dependencia de los recursos. Entre las dos medidas, también encontramos que la abundancia de recursos conduce a un efecto positivo directo más consistente sobre los resultados del desarrollo.
Conclusión 3. El efecto de los recursos sobre el desarrollo tiende a diferir entre los resultados de desarrollo del capital físico y del capital humano.
Nuestro análisis sugiere que los resultados del desarrollo humano parecen sufrir más el canal indirecto negativo de la maldición de los recursos que el capital físico. Por otra parte, el PIB per cápita y el desarrollo del capital físico parecen beneficiarse relativamente más de los efectos económicos directos de los auges de los recursos. Esto puede deberse a que las rentas de los recursos pueden aumentar los ingresos y proporcionar divisas para financiar proyectos de inversión. Sin embargo, este resultado debe interpretarse con cautela, ya que la medición del capital público también podría recoger el gasto público destinado a facilitar la extracción de recursos.
Resumen
Los resultados muestran que los recursos naturales se consideran mejor como un arma de doble filo que tiene un efecto económico positivo, así como un efecto institucional negativo en los resultados del desarrollo. El equilibrio entre ambos parece depender de la forma en que se midan los recursos naturales -abundancia o dependencia- y del tipo específico de resultado de desarrollo que se considere: humano o físico. Aunque nuestros resultados identifican posibles explicaciones para las conclusiones contradictorias de las investigaciones anteriores, se necesitan más pruebas para comprender mejor el complejo vínculo entre los recursos y el desarrollo, y arrojar luz sobre cómo los países pueden minimizar el riesgo de la maldición de los recursos.