Tertuliano

Actividades literarias.

Durante los siguientes 20 o 25 años -es decir, desde principios de los 40 hasta mediados de los 60- Tertuliano se dedicó casi por completo a las actividades literarias. Desarrollando un original estilo latino, el fogoso y tempestuoso Tertuliano se convirtió en un propagandista vivo y punzante, aunque no en el escritor más profundo de la antigüedad cristiana. En sus obras abundan las frases llamativas y memorables, los aforismos ingeniosos, los juegos de palabras atrevidos e irónicos, el ingenio, el sarcasmo, innumerables palabras de su propia cosecha y un flujo constante de invectivas contra sus adversarios. Sin embargo, podía ser amable y sensible, como en un tratado a su esposa (Ad uxorem), y podía ser autocrítico y reflexivo, como en su tratado sobre la paciencia (De patientia), una virtud que, según admitió, estuvo notablemente ausente de su vida.

Como personaje histórico, Tertuliano es conocido menos por lo que hizo que por lo que escribió. Sin embargo, la variedad de sus intereses y el vigor con el que los persiguió, animaron a otros cristianos a explorar áreas de la vida y el pensamiento no investigadas anteriormente. Al igual que sus contemporáneos, escribió obras en defensa de la fe (por ejemplo, Apologeticum) y tratados sobre problemas teológicos contra oponentes específicos: Adversus Marcionem («Contra Marción», un hereje de Anatolia que creía que el mundo había sido creado por el dios malvado de los judíos), Adversus Hermogenem («Contra Hermógenes», un pintor cartaginés que afirmaba que Dios había creado el mundo a partir de la materia preexistente), Adversus Valentinianos («Contra Valentín», un gnóstico alejandrino o dualista religioso) y De resurrectione carnis («Sobre la resurrección de la carne»). También escribió el primer libro cristiano sobre el bautismo, De Baptismo; un libro sobre la doctrina cristiana del hombre, De anima («Sobre el alma»); ensayos sobre la oración y la devoción, De oratione («Sobre la oración»); y un tratado dirigido contra toda herejía, De praescriptione haereticorum («Sobre la prescripción de los herejes»). Además de las obras apologéticas y polémicas, se ocupó de toda una serie de problemas morales y prácticos sobre cuestiones a las que se enfrentaban los cristianos de su época: sobre la vestimenta adecuada; el uso de cosméticos, De cultu feminarum («Sobre la vestimenta de las mujeres»); el servicio militar, De corona («Sobre la corona», una condecoración militar); si se debe huir en caso de persecución, De fuga in persecutione («Sobre la huida en la persecución»); sobre el matrimonio y las segundas nupcias, De exhortatione castitatis («Sobre la exhortación a la castidad») y De monogamia («Sobre la monogamia»); sobre las artes, el teatro y las fiestas cívicas, De spectaculis («Sobre los espectáculos»); De idollatria («Sobre la idolatría»); sobre el arrepentimiento después del bautismo, De poenitentia («Sobre el arrepentimiento»); y otros.

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