El toro cretense era un toro que aparecía en el mito de los Trabajos de Heracles, así como en el mito del Minotauro, en la mitología griega. Era la criatura de la que Pasífae se enamoró y de la que quedó preñada, dando a luz al Minotauro.
Durante los Trabajos de Heracles, el rey Euristeo envió a Heracles a capturar al toro cretense y traerlo de vuelta. El héroe se dirigió a Creta y obtuvo el permiso del rey Minos, que se alegró de deshacerse del animal que había destruido las cosechas de la región. Heracles consiguió capturar al animal con sus propias manos y lo envió de vuelta a Euristeo. El rey tenía tanto miedo del animal que se escondió dentro de una gran tinaja al verlo. Más tarde dijo que lo sacrificaría a Hera, pero la diosa se negó, pensando que eso daría más gloria a Heracles. En su lugar, Euristeo lo soltó, que llegó a Maratón y adquirió el nombre de Toro Maratoniano.
Más tarde, Teseo, hijo del rey de Atenas Egeo, se propuso capturar al toro. Se dirigió a Maratón y, efectivamente, lo capturó con éxito. Luego regresó a Atenas donde lo sacrificó a Atenea o Apolo.