La tuberculosis puede afectar a cualquier parte del tracto gastrointestinal y es el sexto lugar más frecuente de afectación extrapulmonar. Se espera que tanto la incidencia como la gravedad de la tuberculosis abdominal aumenten con la creciente incidencia de la infección por el VIH. Las bacterias de la tuberculosis llegan al tracto gastrointestinal a través de la propagación hematógena, la ingestión de esputo infectado o la propagación directa desde los ganglios linfáticos contiguos infectados y las trompas de Falopio. La patología macroscópica se caracteriza por úlceras transversales, fibrosis, engrosamiento y rigidez de la pared intestinal, ganglios linfáticos mesentéricos agrandados y enmarañados, engrosamiento del omento y tubérculos peritoneales. La tuberculosis peritoneal se presenta en tres formas: tipo húmedo con ascitis, tipo seco con adherencias y tipo fibrótico con engrosamiento omental y ascitis loculada. El sitio más común de afectación de la tuberculosis gastrointestinal es la región ileocecal. La tuberculosis ileocecal y del intestino delgado se presenta con una masa palpable en el cuadrante inferior derecho y/o complicaciones de obstrucción, perforación o malabsorción, especialmente en presencia de estenosis. Las presentaciones clínicas raras incluyen disfagia, odinofagia y una úlcera esofágica media debido a la tuberculosis esofágica, dispepsia y obstrucción de la salida gástrica debido a la tuberculosis gastroduodenal, dolor abdominal bajo y hematoquecia debido a la tuberculosis colónica, y estenosis rectal anular y fístulas perianales múltiples debido a la afectación rectal y anal. La radiografía de tórax muestra evidencia de lesiones pulmonares concomitantes en menos del 25% de los casos. Las modalidades útiles para investigar un caso sospechoso incluyen la harina de bario del intestino delgado, el enema de bario, la ultrasonografía, la tomografía computarizada y la colonoscopia. El examen del líquido ascítico revela un líquido de color pajizo con muchas proteínas, un gradiente de albúmina sérica de ascitis inferior a 1,1 g/dl, células predominantemente linfocíticas y niveles de adenosina deaminasa superiores a 36 U/l. La laparoscopia es una investigación muy útil en los casos dudosos. El manejo es con terapia antituberculosa convencional durante al menos 6 meses. Los procedimientos quirúrgicos recomendados hoy en día son conservadores y un período de terapia farmacológica preoperatoria es controvertido.