Victoria es un nombre de pila femenino del latín tardío que significa, literalmente, «victoria» (Víctor es su homólogo masculino), derivado del verbo latino «vincere» que significa «conquistar». Las palabras latinas se remontan a la raíz protoindoeuropea *weik-, que significa «fuerza, energía, luchar, conquistar», como demuestran otras formas lingüísticas: El nórdico antiguo «vigr» (capaz en la batalla), el inglés antiguo «wigan» (lucha), el galés «gwych» (valiente, enérgico), el eslavo antiguo «veku» (fuerza, poder) e incluso el irlandés antiguo «fichim» (lucho). Victoria es también la antigua diosa romana de la victoria; era ella quien determinaba quién saldría victorioso en la batalla y se erigieron muchos templos en su honor (es el equivalente romano de la diosa griega Nike). El nombre de Víctor se popularizó entre los cristianos de la Edad Media como símbolo de la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. Victoria también se popularizó en la Europa continental en la época medieval debido a la asociación del nombre con una popular santa del siglo III (cuyo culto creció en la Edad Media, especialmente en Italia). Sin embargo, Victoria no fue un nombre femenino popular en Inglaterra hasta el reinado de la reina Victoria (que en realidad recibió su nombre de su madre, nacida en Alemania). Al parecer, hoy en día todo el mundo quiere un trozo de victoria porque el nombre tiene un atractivo internacional. Es un nombre de niña de alto rango y «victorioso» en los siguientes países: Dinamarca, Noruega, Chile, Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Australia y España.
