Ahora que nos acercamos a la temporada olímpica -los juegos de invierno comienzan el 9 de febrero de 2018- es inevitable preguntarse si Corea del Sur ha estado haciendo un tipo específico de preparación para los juegos. En concreto, ¿tendrán suficientes preservativos para cubrir la gran cantidad de sexo en la villa olímpica? Porque van a necesitar muchos.
Lo sé, lo sé. Es absolutamente alucinante que los olímpicos tengan sexo. Quiero decir, ¿no tienen que levantarse a las 4 de la mañana todos los días para empezar a practicar sus volteretas en sus rutinas de patinaje artístico? ¿No se quedan despiertos toda la noche haciendo abdominales para preparar la carrera de luge del día siguiente? Esta gente está en un plano absolutamente diferente al de los que corrimos una milla en 20 minutos en el instituto. ¿Alguna vez te has sentido cachondo? Bueno, aparentemente, lo más cachondo que has sentido no es nada comparado con la libido de un atleta olímpico.
Cada vez que uno de nosotros normales lucha por hacer una sola flexión, un atleta olímpico desayuna un tazón de Wheaties. Y luego, salen a Londres y tienen sexo en la hierba.
Estas personas son fuerzas de la naturaleza. Tiene sentido que no necesiten dormir. Tiene sentido que, entre sus batidos de proteínas y sus rutinas de entrenamiento absolutamente agotadoras, sean capaces de encontrar tiempo para tener cantidades masivas de sexo. Son sobrehumanos y, empujados por la pura exaltación que supone habitar sus cuerpos en perfecta forma, han nacido para hacer el amor con dulzura. Pero como no quieren tener que jubilarse a los 25 años, sólo practican el sexo seguro.
Con esta línea de razonamiento es como voy a entender la enorme magnitud de los preservativos que se compraron para los Juegos Olímpicos de Río. El año pasado, el COI compró 450.000 preservativos sólo para los juegos, lo que supuso suficiente látex para que cada olímpico tuviera relaciones sexuales unas 42 veces. Aprendieron la lección de los juegos de Londres en 2012, cuando los atletas gastaron 100.000 preservativos en la primera semana y el COI tuvo que hacer un pedido de emergencia de más. ¿Te imaginas ser la persona que tuvo que hacer esa llamada telefónica?
Y para los Juegos Olímpicos de Pyeongchang de este año, habrá una enorme cantidad de 110.000 preservativos, para los más de 2.000 atletas que asistirán a los juegos. Aunque en los Juegos de Verano (donde hay más atletas) se suministran más preservativos, este es el mayor número de preservativos suministrados en cualquiera de los Juegos de Invierno.
Además, en los Juegos de Río, parte de la razón por la que se prestó tanta atención a la situación del preservativo fue porque la gente estaba preocupada de que el voraz apetito de los atletas olímpicos por la cópula contribuyera a la propagación del virus del Zika. Así es, Zika: la enfermedad de la sangre nacida de un mosquito que causa parálisis y está relacionada con el calentamiento global.
Nota al margen: no hay nada que me mate el ánimo que pensar en contraer el Zika mientras se tiene un maratón olímpico de sexo. ¿No suena como uno de los peores escenarios del día del juicio final contraer una enfermedad mortal en la villa olímpica? Es decir, si todos vamos a tener que luchar entre nosotros para sobrevivir, realmente no quiero enfrentarme a los atletas olímpicos. Pero ahora, me estoy adelantando.
Sólo hay que decir que con los Juegos de Invierno de este año en Corea del Sur, cualquier cosa podría pasar, especialmente en un país donde el adulterio sólo se despenalizó en 2015. E incluso si eres como yo y no te has sentido involucrado en los Juegos Olímpicos desde que Michelle Kwan fue entrevistada en American Girl Magazine cuando estabas en la escuela primaria durante la década de 1990, tal vez la promesa de promiscuidad sea suficiente para hacerte sintonizar. Porque si hay algo que este mundo tiene en común es que a todos nos gusta tanto el sexo que debería ser un pasatiempo internacional.
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