Cursi es un adjetivo coloquial, de origen etimológico desconocido, que se utiliza para nombrar a aquello que carece de buen gusto, es grotesco o quiere aparentar una elegancia o complejidad que, en realidad, no tiene. Lo cursi, de este modo, se asocia a lo vulgar. Por ejemplo: «No me gusta este cantante: sus letras son muy cursi», «Nunca vi cuadro tan cursi como el que tiene Lara en la sala de estar de su casa», «Basta de tus frases cursi, me tienen harto».
Existen distintas maneras de entender lo cursi. Puede tratarse de algo que pretende ser profundo pero que, al ser analizado u observado con detenimiento, demuestra ser superficial o una copia de algo preexistente. La frase «Tus ojos son dos faros que me encandilan» podría considerarse cursi.
Una persona puede ser calificada de cursi cuando busca aparentar un alto nivel social o económico y exhibe un aspecto o modales que, para los demás, son de mal gusto: «La actriz lució un vestido de terciopelo que cuesta varios miles de dólares pero que no deja de ser cursi», «Ese sombrero es demasiado cursi: mejor usa éste».
Este término se encuentra en un grupo bastante particular, ya que dependiendo de quién lo reciba y del momento de su vida en el cual se encuentre puede tomarlo como un insulto o no darle mayor importancia; incluso, hay quienes se enorgullecen de ser considerados cursi. Cuando el adjetivo hace alusión a una serie de gustos, quizás calificados de vacíos o infantiles para la mayoría de los adultos, o bien a una cierta manera de hablar o de vestir, es importante resaltar que ser cursi no se trata de un delito ni puede ofender a nadie.
Una palabra de la familia de cursi es cursilería, y es el sustantivo que sirve para representar todo aquello que pueda ser considerado cursi. Así como en el caso anterior, muchas personas disfrutan de las cursilerías y no temen que los demás lo sepan. Sin embargo, es necesario aclarar que la Real Academia Española no incluye en las acepciones de cursi el caso de una persona excesivamente infantil o melosa, que busca muestras de afecto en todo momento; por el contrario, ignora este uso, común en el habla cotidiana, y se enfoca en los aspectos más negativos del término.
El público puede calificar a un cantautor de cursi si sus letras dicen mucho menos de lo que aparentan; esto ocurre en muchos casos, especialmente porque a mucha gente parece no importarle la falta de profundidad en la música. Una canción cursi se caracteriza por contener lo que muchos podrían considerar poesía barata, o sea, todo tipo de recursos líricos forzados, fuera de lugar, que no surgieron espontáneamente como resultado de una inspiración, sino que se ubicaron estratégicamente en una estructura para causar un efecto en particular.
En este caso, el contenido cursi tiene la característica de ser muy fácil de comprender por un público muy amplio, y ahí deja en evidencia en primer lugar la falta de naturalidad de sus líneas. Esto no significa que una obra artística auténtica no pueda ser entendida por personas muy diversas, sino que al menos no suele ser construida a partir de fríos cálculos ni tener objetivos tan claros desde el principio.
Cursi, por otra parte, es el nombre de una ciudad de Italia que se encuentra en la provincia de Lecce. Los últimos datos estadísticos revelan que esta localidad de la región de Puglia tiene poco más de cuatro mil habitantes.
«Rudo y Cursi», por último, es el título de una película mexicana protagonizada por Diego Luna, Gael García Bernal y Guillermo Francella. Cursi es el apodo del personaje que interpreta García Bernal.