Metástasis cutáneas en el cáncer de mama irradiado postoperatorio

La aparición de nódulos cutáneos metastásicos únicos o múltiples secundarios al cáncer de mama es inquietante no sólo para el paciente sino también para el clínico informado debido a su conocimiento de que es una manifestación de un proceso terminal.

Desde el advenimiento de la irradiación X intensiva fraccionada de alto voltaje y su utilización más bien universal, cabría esperar, por consideraciones teóricas, que los depósitos cutáneos secundarios en el cáncer de mama, irradiados en el postoperatorio, fueran menos frecuentes que antes, o que al menos se retrasara su aparición.

Sin embargo, han continuado en mi clínica con una frecuencia inquietante, por lo que me pareció importante estudiarlos en un intento de establecer la relación cronológica, si la hay, entre el tipo de irradiación con rayos X y la aparición del nódulo cutáneo metastásico.

En un período de catorce años (de 1923 a 1936, ambos inclusive), se operaron 407 casos de cáncer de mama patológicamente probados en el Boston City Hospital. Constituyeron el 0,3% de los ingresos quirúrgicos de ese período. De estos cánceres de mama, 255, o el 62,6 por ciento, fueron tratados en el postoperatorio con rayos X.

En 54 de estos 255 casos, o en el 21,1 por ciento, aparecieron nódulos cutáneos simples o múltiples. En 22 casos, es decir, en el 41,7%, las metástasis cutáneas aparecieron en una media de 8,14 meses después de la intervención quirúrgica, que fue francamente incompleta. En 32 casos, el 58,3%, las metástasis cutáneas aparecieron una media de 14,6 meses después de la resección radical clásica. Sin embargo, había 10 de estos casos que tenían glándulas axilares y supraclaviculares palpables antes de la operación y que no deberían haber sido sometidos a la operación radical. Las metástasis cutáneas no aparecieron durante una media de 18,5 meses en los 22 casos sin ganglios palpables que fueron operados radicalmente. Estas cifras son muy parecidas a las de Ackland (1).

A primera vista, estas estadísticas indican que el tiempo de aparición de las metástasis cutáneas en este grupo de cánceres de mama tratados postoperatoriamente mediante radiografías estaba directamente relacionado con la extensión del crecimiento en el momento de la operación. No hubo pruebas de que el tipo de tumor influyera en el tiempo de aparición de las metástasis cutáneas. Sin embargo, estaba claro que las metástasis cutáneas aparecían con relativa prontitud tras una intervención quirúrgica incompleta o imprudente. Paradójicamente, al parecer, en nuestra época supuestamente ilustrada, 20 de las 22 operaciones francamente incompletas del grupo se realizaron a partir de 1929.

El tratamiento con rayos X se administró, por término medio, unos cuatro meses después de la operación, quizá no lo suficientemente pronto, pero al menos es una mejora con respecto al grupo comunicado anteriormente (2), en el que en la mitad de los casos la terapia con rayos X no se instituyó hasta más de diez meses después de la cirugía.

La mayoría de los casos que mostraban nódulos cutáneos secundarios tenían una terapia radiográfica adecuada según el modo de la época en que fueron tratados. Los primeros no fueron irradiados de forma tan exhaustiva como se acostumbra hoy en día.

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