Definición: La resistencia ambiental es un proceso en el que elementos combinados frenan el crecimiento incontrolado de una determinada especie. En otras palabras, mediante el empleo de diferentes variables la naturaleza parece regular el crecimiento de las especies para evitar que alcancen su máximo potencial o un escenario de superpoblación.
¿Qué significa la resistencia ambiental?
Estos elementos se pueden clasificar por su naturaleza como bióticos y abióticos. Los elementos bióticos son las variables vivas de la naturaleza, como las plantas, los animales o los frutos. Desde el punto de vista de la resistencia ambiental, los factores bióticos pueden actuar contra el crecimiento de una especie mediante la depredación, el parasitismo, la competencia o el envenenamiento.
Por otro lado, los factores abióticos son componentes sin vida que forman el medio ambiente como la luz solar o la lluvia. Estos elementos también pueden actuar contra el crecimiento de la población en casos como las sequías, las bajadas de temperatura o las condiciones climáticas como los huracanes. Se dice que estas resistencias se superan a través de la evolución y la adaptabilidad.
Algunas especies se ajustan o se aclimatan para superar la resistencia ambiental, lo que lleva a un crecimiento exponencial de la población en algunos casos. No obstante, la naturaleza actúa como regulador para mantener los niveles adecuados, si no han entrado en juego las alteraciones humanas. La teoría de la evolución supone que los microorganismos superaron esta resistencia para desarrollarse hacia formas de vida más complejas.
Ejemplo
Digamos por ejemplo que en un bosque salvaje crecen ciertas plantas venenosas. Estas plantas tienen la capacidad de incapacitar y matar a una criatura viva en cuestión de segundos. Sin embargo, son muy susceptibles a la luz solar y mueren a los pocos días de estar considerablemente expuestas a ella. La naturaleza aplica su resistencia ambiental a través de la luz solar para evitar el crecimiento incontrolable de estas plantas.
Esto evita que el ecosistema muera a causa del veneno de la planta pero también permite que las plantas existan cómodamente. Si una persona decide añadir intencionadamente un número considerable de plantas adicionales a este entorno puede alterar la capacidad de autorregulación de la naturaleza y esto puede crear una situación caótica para este ecosistema.