Un dolor en la mandíbula puede deberse a otras muchas causas, desde una fractura ósea a un absceso en una muela infectada (lo que popularmente conocemos como «flemón»), pero en esos casos el dolor es síntoma de una patología distinta y fácilmente identificable; no el problema (el dolor crónico) en sí mismo.
Cuando no existe ninguno de estos problemas, el dolor en la mandíbula suele ser síntoma de una patología en la articulación temporomandibular. La articulación temporomandibular (con frecuencia abreviada como ATM) es la articulación que, a modo de doble bisagra a ambos lados de la cara, conecta la mandíbula con el cráneo y permite que movamos la boca de arriba a abajo y hacia los lados cuando masticamos o hablamos.
Cuando esta articulación no funciona correctamente, además de en la articulación propiamente dicha, el paciente experimenta dolores de cabeza, en el cuello y la espalda. Por eso, en ocasiones, las patologías de la ATM se confunden problemas crónicos de migrañas o de dolor en las cervicales.
Causas del dolor de mandíbula
Hay diversos factores que influyen en el dolor de mandíbula, sobre todo cuando este es crónico. El estrés es uno de los más frecuentes y de manera muy habitual aparece asociado al bruxismo, el hábito de rechinar los dientes, sobre todo por las noches.
Esta patología no solo causa continuas molestias al paciente, desde dolor de mandíbula a cuello y cabeza, sino que también puede llegar a causar un grave desgaste en el esmalte de los dientes, y que sea necesaria una reconstrucción con fundas dentales o carillas.
El dolor de mandíbula también puede deberse a problemas esqueléticos de mordida, como el prognatismo o el retrognatismo, que hacen que sea muy difícil que el paciente cierre correctamente su boca. Estas patologías se solucionan mediante intervenciones que combinan cirugía maxilofacial con ortodoncia.
¿Tratamiento del dolor de la mandíbula?
Cuando el dolor de mandíbula no es achacable a uno de los problemas maxilofaciales que acabamos de describir, hay diversas formas de afrontar el dolor en la mandíbula, en función de cada paciente y de cuál sea la causa de su dolor.
Cuando existe una patología de la ATM lo más habitual es que su odontólogo le prescriba una férula de descarga, también llamadas de miorrelajación o reprogramación neuromuscular, porque su función es precisamente la de evitar que el paciente coloque los músculos en estados de tensión. Para que estas férulas sean efectivas, el paciente debe asegurarse de usarla con regularidad y acudir regularmente a revisiones para observar su evolución.
Además del tratamiento con férulas, es muy recomendable que un fisioterapeuta trate la zona afectada con masajes que relajen los músculos y los tendones afectados. A veces, también puede ser de mucha ayuda recurrir a diversas formas de terapia psicológica para ayudar a tratar los problemas de estrés que suelen agravar el dolor de mandíbula.