4 Estrategias para una enseñanza eficaz y reflexiva
por el equipo de TeachThought
Este es el primer artículo de una serie de 4 que tratan sobre estrategias para ayudar a ser un mejor profesor. Cada artículo se basa en un póster que tengo colocado en mi aula, y cada póster tiene 4 secciones que tratan un tema general que quiero trabajar en mi enseñanza: Cuestionamiento, Retroalimentación, Expectativas de la clase y Escucha.
El cuestionamiento puede ser un arma enormemente poderosa en el arsenal del profesor, pero puede ser igualmente ineficaz si no se aplica con diligencia.
Hay numerosos y excelentes debates sobre el cuestionamiento eficaz, especialmente en relación con los tipos de preguntas que hay que hacer, pero decidí crear una representación visual que pudiera colgar en mi pared de lo que yo pensaba que eran las piedras angulares del cuestionamiento eficaz. El póster es para mí, y para los estudiantes, y es para recordarnos a ambos las rutinas de cuestionamiento en el aula.
Ver también Tipos de preguntas para la enseñanza del pensamiento crítico
4 estrategias de cuestionamiento para una enseñanza eficaz&
1. Acuerdo-Construcción-Reto
El primer cuadrante ‘Acuerdo-Construcción-Reto’: es muy eficaz para profundizar en los pensamientos, ya que se pide a los estudiantes que estén de acuerdo con la respuesta de otro estudiante y justifiquen su elección, o que la construyan, o que no estén de acuerdo con ella y expongan por qué, con un punto de vista opuesto. Es una forma estupenda de mantener a los alumnos en vilo, pero también de animarles a pensar en profundidad sobre el tema en cuestión. Han surgido algunos debates fantásticos como resultado de este método, e incluso los que no están directamente implicados siguen participando al ponerse del lado de uno de los puntos de vista.
2. Llamada en frío
El segundo cuadrante es la «llamada en frío». Esto es eficaz, ya que también mantiene a los estudiantes en estado de alerta, ya que saben que se les puede hacer una pregunta en cualquier momento, independientemente de si tienen la mano levantada o no. Así se crea una cultura de alerta en la sala. Incluso a los que no saben la respuesta se les vuelve a llamar después de que se haya generado la respuesta desde la sala y deben contribuir entonces, evitando así la exclusión voluntaria.
3. Esperar
El tercer cuadrante es quizás mi punto más débil a la hora de preguntar: esperar a que la pregunta se hunda antes de llamar a un alumno. Es especialmente difícil si un alumno levanta inmediatamente la mano y tiene claras ganas de responder.
Pero la espera sirve para muchas cosas:
- permite que todo el grupo piense antes de que se le dé la respuesta
- hace que la persona que va a responder piense un poco más para afinar sus ideas antes de ofrecérselas al grupo
- te permite calibrar la atención del grupo a la pregunta: quién está pensando en ella y quién no
- y, por último, fomenta una mayor participación, ya que los alumnos saben que no es el primero en contestar cuando se plantea una pregunta. Tomo varias respuestas antes de comentar y a menudo pido el ABC sobre las respuestas ofrecidas.
4. No llamar a voces
El último cuadrante es imprescindible en cualquier aula. Impedir las llamadas en voz alta es esencial porque cuando los estudiantes gritan las respuestas a las preguntas impide que los demás piensen en la pregunta. Los alumnos pronto se dan cuenta de que el trabajo ya está hecho para ellos: no tiene sentido seguir pensando en la pregunta, lo que impide que se profundice en la forma de pensar.
Incluso si gritar es un hábito en su aula, no responda a las respuestas: deje claro que no se limita a aceptar la primera respuesta y ya está. Los alumnos pronto aprenden que gritar no tiene ningún valor ni ventaja y, con relativa rapidez, adquieren mejores hábitos de respuesta.
Sobre todo, estas técnicas parecen crear un pensamiento más profundo por parte de mis alumnos y una clase más productiva y atractiva. Pruébelas y vea si le ayudan a usted también.
4 estrategias de preguntas para una &enseñanza eficaz y reflexiva