- La idea de habitar el cuerpo de otra persona puede encontrarse en algunas de las primeras mitologías de la humanidad.
- Un equipo del Instituto Karolinska de Suecia realizó un experimento de cambio de cuerpo con 33 parejas de amigos.
- Los hallazgos podrían tener profundas implicaciones clínicas en el futuro, como en el tratamiento de la depresión.
Los humanos llevan mucho tiempo fascinados con la posibilidad de habitar otro cuerpo, como si la conciencia fuera transferible mediante un procedimiento esotérico (o médico). Paramahansa Yogananda escribió sobre su gurú dejando caer su cuerpo para hacerse cargo de un hombre muerto en la orilla de un río (un probable juego con una transición metafórica en el «Bhagavad Gita»). Un ejemplo más humorístico es la comedia de 2003, «Freaky Friday», en la que Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan se despiertan y descubren que han cambiado de cuerpo, una crisis existencial que, en última instancia, da lugar a un gran momento de empatía.
¿Qué pasaría si pudieras lograr tal hazaña? A diferencia de la transición física relativamente suave de «Freaky Friday», los investigadores han sugerido que un acto así provocaría una disociación severa, parecida a la del potente LSD. Tus patrones motrices serían diferentes; la forma en que te mueves por el espacio por sí sola requeriría una educación completamente nueva. La idea de que simplemente retomarías donde lo dejaste en una nueva piel es inverosímil.
Los humanos probarán cualquier idea novedosa. Aunque la tecnología de cambio de conciencia no está del todo lista, los auriculares de RV están ampliamente disponibles. Aunque todavía son toscos (debido al peso y al tacto de los auriculares), la sensación de encarnación es bastante convincente. Así que un equipo dirigido por el neurocientífico del Instituto Karolinska Pawel Tacikowski entregó a 33 pares de amigos unas gafas y les permitió intercambiar sus lugares. Los resultados se acaban de publicar en iScience.
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Sam Harris: El yo es una ilusión | Big Think
El aspecto más fascinante de sus hallazgos tiene que ver con el concepto del yo. A menudo pensamos en nuestro yo como una isla en un océano de islas, pero la realidad no es tan simple. Como ha escrito el neurocientífico V.S. Ramachandran, la idea de que el yo es «totalmente privado es, en gran medida, una construcción social: una historia que se inventa para los demás». Esta narrativa impone la estabilidad social y también actúa como cobertura para ocultar los verdaderos sentimientos de los demás.
Décadas de investigación neurocientífica han demostrado que el yo no es una identidad fija sino un estado fluido del ser. El «yo» cambia según el entorno en el que te encuentras y las personas que te rodean. Los cambios suelen ser indetectables, al menos para ti. Es probable que no te des cuenta de que tu «yo» depende de todo lo que te rodea en todo momento. No hay ninguna isla.
Sin embargo, no es que no aportes nada. Tus recuerdos -específicamente, los recuerdos episódicos- juegan un papel principal en la percepción. Por ello, el propio concepto de «realidad» es a menudo debatido. ¿Es posible la realidad compartida? Probablemente no. Usted crea regularmente la realidad basándose en sus experiencias pasadas.
Al asumir el cuerpo de su amigo, los voluntarios de este estudio asignaron las características de personalidad de su amigo a su nueva piel. Este proceso fue informado por sus propios recuerdos de la otra persona.
«Estos hallazgos demuestran que nuestras creencias sobre la propia personalidad están dinámicamente moldeadas por la percepción de nuestro cuerpo y que la coherencia entre las autorrepresentaciones corporales y conceptuales es importante para la codificación normal de los recuerdos episódicos»
Increíblemente, esto significaba que el voluntario perdía la noción de quién era. La percepción de su amigo dominaba mientras habitaba un cuerpo extraño. Acabaron rindiendo peor en las pruebas de memoria sobre sus propias vidas debido a lo ligados que están esos recuerdos a sus cuerpos. Un gran golpe contra el dualismo.
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Aunque pueda parecer un experimento friki y divertido, Tacikowski está estudiando las aplicaciones en el mundo real de dicho fenómeno.
«Las personas que sufren depresión suelen tener creencias muy rígidas y negativas sobre sí mismas que pueden ser devastadoras para su funcionamiento diario. Si se cambia ligeramente esta ilusión, potencialmente podría hacer que esas creencias sean menos rígidas y menos negativas.»
Tacikowski quiere primero investigar más a fondo los correlatos neuronales del cambio de cuerpo. Le interesa saber cómo construimos el yo en primer lugar. Una vez que se comprenda mejor, cree que las aplicaciones clínicas seguirán de forma natural.
Este tipo de investigación también ayuda a anular un impulso biológico inherente para separar el cuerpo y la mente. Como escribe el neurocientífico Antonio Damasio, necesitamos reconocer ambos aspectos de nosotros mismos como compañeros continuos.
«No son entidades distantes que se señalan mutuamente como los chips de un teléfono móvil. Hablando claro, los cerebros y los cuerpos están en la misma sopa que permite la mente»
Aún así, una imaginación sin ataduras conduce a una gran narración, como Krishna en un campo de batalla y Yogananda en la orilla de un río. No hay nada malo en esos cuentos siempre que los reconozcamos como metáforas. Hasta entonces, soñamos con la posibilidad hasta que la ciencia ficción vuelva a ser real.
Mantente en contacto con Derek en Twitter, Facebook y Substack. Su próximo libro es «Hero’s Dose: The Case For Psychedelics in Ritual and Therapy» (La dosis del héroe: el caso de los psicodélicos en el ritual y la terapia).