En el transcurso de la historia, Emma se enamora brevemente de un joven y apuesto hombre llamado Frank Churchill. Los celos del Sr. Knightley hacia éste se van descubriendo poco a poco: hace varios comentarios negativos sobre Churchill, le preocupa que Frank haya ejercido una influencia negativa sobre Emma, pero más tarde admite que, a causa de los celos, «no fui del todo imparcial en mi juicio… Mi Emma». El tutor de Frank Churchill -su tía- muere, y ahora es libre de hacer público su compromiso con Jane Fairfax, que se había mantenido en secreto para evitar la desaprobación de su tía. Emma se sorprende, pero se da cuenta de que nunca ha tenido sentimientos románticos hacia Frank Churchill. Sin embargo, le preocupa que Harriet sienta algo por Frank, pero pronto descubre que Harriet se ha encaprichado con el Sr. Knightley.
Emma se siente muy desgraciada; finalmente cae en la cuenta de que ama al Sr. Knightley -y lo ha hecho durante un tiempo, aparentemente de forma inconsciente- y se siente angustiada porque cree que el Sr. Knightley y Harriet están a punto de casarse. El Sr. Knightley está en Londres visitando a John e Isabella Knightley cuando se entera del compromiso clandestino de Churchill. Decide regresar a Hartfield para ofrecer su apoyo a Emma, a quien cree profundamente enamorada del Sr. Churchill. De improviso, tras comprobar que esto no es cierto, declara su amor a Emma y le pide que se case con él, y ella acepta. Harriet y Robert Martin se casan; Jane Fairfax y Frank Churchill planean una boda en noviembre. Al cabo de un mes, Emma y el señor Knightley se casan y, como el señor Woodhouse no puede afrontar la vida sin su hija, el señor Knightley se instala galantemente con Emma y su padre en su finca, Hartfield.