La elíptica, que se encuentra en muchos gimnasios locales, puede ser una gran manera de reducir el estrés general de las articulaciones y seguir haciendo un buen entrenamiento. Muchas personas que sufren problemas de rodilla y/o cadera encontrarán en la Elíptica una forma de evitar el dolor posterior que pueden experimentar durante la carrera u otras actividades de alto impacto.
Para los pies, hay un par de problemas que la bicicleta elíptica puede exacerbar o incluso causar. El primero es la irritación de los nervios, denominada médicamente «neuritis» o «neuroma». La bola del pie es la más vulnerable, y el área más común es entre las articulaciones del tercer y cuarto dedo del pie, causando hormigueo y entumecimiento en esta zona, así como en los dígitos afectados.
El otro problema que veo en mis pacientes es la inflamación de una o más de las cápsulas articulares en la bola del pie, o, «capsulitis». Las cápsulas articulares tienen una gran concentración de nervios y vasos sanguíneos, y pueden inflamarse y ser muy dolorosas con una presión excesiva.
¿Por qué la elíptica podría provocar estos problemas?- Bueno, la respuesta se encuentra tanto en la posición flexionada en la que se encuentra su pie en la plataforma del pie, como en el desplazamiento hacia delante del peso de su cuerpo con cada paso, similar al esquí de fondo.
Las formas de evitar estos problemas incluyen mantener la elíptica plana, en lugar de ejercitarse en una inclinación. También debería probar el entrenamiento cruzado, en el que pasa parte de su tiempo semanal en otras máquinas como la bicicleta o la cinta de correr. Tomarse uno o dos días de descanso del ejercicio también es bueno cuando le duelen los pies.
Si es un ávido aficionado a la elíptica y no ha tenido ningún problema de dolor de pies, está bien que continúe, pero esté atento a cualquier signo de entumecimiento, hormigueo o dolor, que puede indicar una lesión por uso excesivo, como un neuroma o una capsulitis. Si los síntomas continúan, acuda a su podólogo. Ambos problemas pueden tratarse normalmente con éxito en la consulta, siempre que se aborden con la suficiente antelación. Una evaluación podológica exhaustiva también puede asegurar que no existe otro problema más grave.